sábado, 24 de agosto de 2013

Sería un error legalizar la marihuana y no ayudaría acabar con el narcotráfico: Carlos Hiram Culebro 
Cosme Vázquez /ASICh 


Al psicólogo Carlos Hiram Culebro Sosa, estudioso del tema de las adicciones, de manera tajante sostuvo que legalizar la marihuana en nuestro país sería un error desde diferentes perspectivas y no sería la panecea para acabar con el narcotráfico.
-Estoy en desacuerdo, y quiero explicar por qué. Si se legisla diciendo, por ejemplo, que el hurto es lícito, ya no tendríamos más infracciones por robo. Si comprar o vender marihuana es legal, ya no habría delitos por tráfico de esa substancia; pero con ello no se acabarían los robos ni tampoco los consumidores de esta droga, sino que se incrementarían; por lo tanto, sería un error desde diferentes perspectivas.
Anotó que actualmente hay venta de licor adulterado y de cigarrillos a personas no facultadas para su adquisición, ello demuestra que el comercio autorizado de esa hierba no acabaría con el narcotráfico; además, si el alcohol ocasiona serios problemas en accidentes, homicidios, divorcios y enfermedades, entre otras repercusiones, a ello habría que agregar los que generan esta otra droga.
Desde su punto de vista, hay cinco tipos de personas que manifiestan interés en la legalización, además de quienes se interesan en comercializar con ese producto. En primer término citó a los que creen que la legalización acabaría con el narcotráfico y delitos que provoca. 
Aun suponiendo –sin conceder- que la disminución del narcotráfico fuese un efecto de la legalización, aumentaría notablemente su consumo. Bajo esta óptica, la legalización no se plantea como una solución sino un mal menor.
Sin embargo, el dilema que surge es ¿qué será mejor o menos malo?, ¿legalizar para controlar el narcotráfico, aunque aumente su consumo, o continuar como se está actualmente en el sentido de combatir el narcotráfico y fortalecer la prevención? Mi modesta decisión es que nos inclinemos por lo último, indicó.
Otro tipo de persona son los defensores del derecho individual a decidir si se consumen o no las drogas. Este análisis, generalmente acompañado de apoyos jurídicos, citas filosóficas e interpretaciones raras de la Carta de los Derechos Humanos, tiene como idea fundamental que el consumidor puede hacer con su cuerpo lo que le plazca, pero esa explicación no considera que el comportamiento adictivo afecta a terceros con accidentes, homicidios, daños al feto, etcétera. 
Es indiscutible que son graves los daños físicos, psicológicos y sociales que provoca la marihuana a su consumidor y a la sociedad. El argumento en contra es que estos daños no están sustentados de manera científica. Sin embargo, basta analizar las estadísticas de cualquier presidio para percatarnos de la influencia del licor, en primer lugar, para la comisión de muchas conductas antisociales, y de la marihuana en muchos otros casos, o mezclado con la ingesta de alcohol.
Carlos Hiram Culebro Sosa, del cuerpo académico de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, dijo que también están aquellas personas que aceptan que las drogas ilegales “no son tan malas como se ha dicho”. 
En más de una ocasión, he escuchado a personas asegurar que la marihuana es menos dañina que el tabaco por ser una sustancia natural, cuando lo cierto es que ambas son nocivas. 
De aquellos que han usado drogas ilegales sin haber experimentado consecuencias adversas graves, explicó que hay personas que muestran resistencia a volverse adictos, de igual forma que algunos no pueden dormir si toman una taza de café, cuando otros menos necesitan de la cafeína para conciliar el sueño. 
Los “resistentes” son la minoría y constituyen la excepción que confirma la regla. Cuando alguien se inicia con la marihuana o alguna otra droga, no es posible saber si pertenece a ese reducido grupo de los refractarios a la adicción, precisó
Por último, dijo los que confían en soluciones simples para problemas complejos. Aunque es cierto que hay jóvenes que prueban esas sustancias como una forma de manifestar su rebeldía, seguramente son más quienes no las usan por temor a tener problemas judiciales. La juventud de ninguna manera es sinónimo de irracionalidad. 
Finalmente, aseveró que de darse el caso de que fuese legislada la marihauana, ¿Quiénes podrían usar la marihuana. O acaso no habría ninguna restricción. ¿Cuándo y dónde se podría consumir? ¿qué institución regularía el consumo? y ¿Qué organismo aplicaría las sanciones? ¿O acaso no las habría? 

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