miércoles, 10 de agosto de 2011

CAFÉ PARA TODOS
ALBERTO CARBOT

* INSUFICIENTE EL AUMENTO AL TECHO DE LA DEUDA EN ESTADOS UNIDOS
* LA VIOLENCIA EN LA GRAN BRETAÑA PODRÍA GLOBALIZARSE

Usando siempre la metáfora de las enfermedades respiratorias, que le agrada tanto a nuestros funcionarios del área financiera, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, asegura que lo que sucede en Estados Unidos no es un "catarrito" sino algo bastante serio, que impactará de manera negativa la tasa de crecimiento de México.
Decía un dicho hace muchos años que cuando Estados Unidos estornudaba a México le daba pulmonía.
Esta vez no se sabe de qué pueda contagiarse México porque el Tío Sam sufre de serios achaques, no sólo atribuibles a su edad, sino más bien a su estilo de vida derrochador y manirroto.
Los estadounidenses, tan echados para adelante y tan arrogantes como suelen ser, pensaron que a pesar del gran agarrón que se dieron en el Capitolio, con sólo aumentar el techo de su deuda ya iban a resolver sus problemas.
Sin embargo, la reacción de volatilidad y vulnerabilidad que han exhibido en los días posteriores los mercados mundiales demuestran que ya no se confía en la gran superpotencia y que el dólar norteamericano ya no tiene el mismo atractivo de antaño como moneda internacional.
Días después del acuerdo, la firma Standard & Poors rebajó el nivel de calificación de la deuda estadounidense, lo que revela precisamente la desconfianza del público en esta nación, a pesar de su gran poder, y muestra que cada vez que tendrán que pagar más intereses cuando quieran seguir financiando su estilo de vida.
Cordero señaló en un ejercicio de franqueza -derivado quizá de que quiere ganar puntos, pues está a punto de dejar su puesto para lanzarse en pro de la candidatura presidencial-, que la crisis estadounidense provocará un ambiente de gran volatilidad, no sólo en los mercados cambiarios sino también en los de capitales, y que en México esto no será la excepción.
"Es un tema estructural, y ahora se está manifestando en el corto plazo con esta volatilidad en los mercados tanto cambiarios como de capitales, pero no es un catarrito, y lo que sí es importante ver es si estos programas de ajuste tanto en Estados Unidos como en Europa son creíbles y efectivamente se van a dar", dijo el secretario de Hacienda.
Sin embargo, Cordero insiste en que a México no le afectará la posible segunda recesión en Estados Unidos y que mantendrá su meta de crecimiento del 4.3 por ciento al finalizar el año, contra 5.5 por ciento del año pasado, el mayor nivel en una década.
"La economía mexicana es sólida, pero existe un escenario de desaceleración económica que no de recesión. Yo veo que no vamos hacia una recesión, ni México y Estados Unidos", expuso el funcionario.
Cordero ahora se dio el lujo de criticar a Estados Unidos e incluso de considerar "justa" la recalificación hecha por Standard & Poors.
"No hay duda que tienen un problema muy serio de gasto; están gastando mucho más de lo que tienen. (Pero) este aumento en el techo de deuda les va a permitir de manera ordenada ir corrigiendo el problema. Esto no se puede resolver de la noche a la mañana, tiene que ser gradual", dijo.
Pero no pasaron sino unas horas para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) contradijera al secretario, al advertir que un fuerte aumento de la aversión al riesgo podría afectar a México.
El organismo internacional recomendó a nuestro país "vigilar de cerca los efectos de contagio transfronterizos".
Nuestro país cuenta con una armadura que lo blinda contra turbulencias mayores. Se trata de reservas por alrededor de 130 mil millones de dólares y de una Línea de Crédito Flexible del FMI por 73 mil millones de dólares, que por ahora sólo es promesa, aunque se debe pagar una prima, y ha servido para respaldar la estrategia macroeconómica de las autoridades y funcionando como "un importante amortiguador frente a riesgos extremos potenciales".
A pesar de ello, ya el sector empresarial advirtió que ese blindaje no es suficiente y exigió medidas adicionales. Y tan no es suficiente, que la bolsa en México cayó por segunda semana consecutiva, sólo que ésta vez se desplomó 5.88 por ciento, su mayor baja desde octubre de 2008, tras los temores generados por el recorte en calificación de Estados Unidos.
Las empresas más vinculadas a Estados Unidos sufrieron mayores pérdidas como la cementera regiomontana Cemex, que cayó 11.35 por ciento y Wal-Mart que perdió 6.28 por ciento.
EL EFECTO DOMINÓ
Por supuesto que se trató de un "Efecto Dominó" pues el mercado mexicano se vio arrastrado por el estadounidense, ya que el promedio industrial Dow Jones se contrajo 5.54 por ciento, y el tecnológico Nasdaq 6.90 por ciento.
Los inversionistas se refugiaron en activos más seguros como el oro, que disparó este metal a niveles récord. Pero hubo casos peores que el de México y Estados Unidos. Por ejemplo, el índice Merval de Buenos Aires cerró con una caída del 10.73 por ciento.
Sin duda alguna, no basta con medidas cosméticas por parte de Estados Unidos o Europa, como la de adquirir parte de la deuda en los mercados secundarios de Italia y España o la meramente retórica de Barack Obama de que Estados Unidos seguirá siendo una nación "Triple AAA".
Aún si las tasas de interés aumentaran en Estados Unidos, las cosas no serían mejores o al menos suficientes. El problema es que las cartas ya se le acabaron a las autoridades estadounidenses.
Quizá haga falta que intervengan otros actores no para resolverle los problemas a Estados Unidos, sino al menos para evitar que la situación empeore. Porque por ahora las Bolsas pueden ser un caso pasajero, pero si esto se traduce en una baja en la confianza del consumidor, en menores importaciones o en una baja en la producción, las cosas podría empeorar.
Quizá sea la hora en que se pase al plan B o C, es decir, que intervengan otros actores para resolver los problemas.
Por eso, cobra relevancia que en Chile, México haya planteado el lunes pasado la necesidad de que el Grupo de los 20 (G-20) juegue un papel crucial para afrontar de manera efectiva los nuevos riesgos que amenazan a la economía global.
La subsecretaria mexicana de Relaciones Exteriores, Lourdes Aranda, señaló que resulta imperativo que el G-20, al cual pertenece México, enfrente con "decisión y acciones firmes" el complejo escenario económico y financiero global.
La funcionaria pronosticó que "se puede presentar una situación económica muy, muy complicada en las próximas semanas", por las crisis fiscales en Europa y Estados Unidos.
¿En qué podría ayudar el G-20, al que pertenece México? Según Aranda, serviría "para alcanzar acuerdos a fin de avanzar hacia un mejor marco en la cooperación económica mundial, con reglas claras, en interés de todos los actores de la comunidad internacional".
El G-20 -creado en noviembre de 2008 por las 20 economías más grandes del mundo para atender la grave crisis del año siguiente-, realizará una Cumbre en México en 2012, lo que quizá plantea la ocasión para reformular el sistema financiero mundial.
No hay soluciones fáciles en las actuales circunstancias. El propio gobierno chino, contra su costumbre, lanzó uno de los peores reproches al estadounidense, por su irresponsable manejo de la deuda.
China tiene mucha razón en estar molesto con la actual situación en el país vecino. Posee 3.2 billones de dólares en reservas internacionales, casi todo en dólares. Si Estados Unidos suspendiera el pago de sus deudas, China entraría en crisis y sería catastrófico para todos.
Por eso, a través de la agencia Xinhua, China señaló que Washington debe "curar su adicción a la deuda y vivir dentro de sus medios".
Habrá que esperar qué se les ocurre a los principales líderes mundiales para evitar que se desborde la actual situación. El problema es que si no se actúa rápido, la situación podría salirse de control y millones de personas totalmente ajenas a los temas financieros podrían resultar perjudicadas por la irresponsabilidad de unos pocos.

GRANOS DE CAFÉ
Conforme pasan los días y contra todos los pronósticos, la violencia callejera en Gran Bretaña se expande. No ocurre en un país emergente, ni en una dictadura o una nación islámica, sino en el corazón de la civilización occidental, la sede del que fuera uno de los grandes imperios del pasado.
Algunos estudiosos intentan descifrar el trasfondo de este fenómeno, que se expande como mancha de tinta en las islas británicas.
Se estima que un coctel de ingredientes se sitúa en el trasfondo de este problema, compuesto por la crisis económica, la actividad de diversos grupos radicales y un viejo resentimiento de algunos grupos con la policía en Tottenham, un barrio popular al norte de Londres donde radican personas trabajadoras de clase media-baja y de diversa condición racial.

Se trata una de las zonas de la ciudad más castigadas por el desempleo y el abandono por parte de las autoridades.
La muerte de un hombre de raza negra -presuntamente a causa de un disparo de un agente policial, hechos que tuvieron lugar el jueves pasado-, fue la chispa que detonó la violencia.
Sobrevino luego una marcha que terminó en caos, con edificios y vehículos incendiados, saqueo de tiendas y lanzamiento de bombas molotov a patrullas de la policía.
La violencia escaló de Londres a ciudades como Liverpool, Manchester, Nottingham, Leeds, Bristol y Birmingham.
Otra vez las redes sociales como Twitter y Facebook, pero sobre todo los mensajes de texto por Blackberry (aparatos menos caros que los elitistas e-phone) han servido como vehículo para agigantar las manifestaciones.
Los incidentes guardan un gran parecido con lo ocurrido en Francia a fines del 2005 o en Atenas en diciembre del 2008. Parece ser que Europa ya no es el oasis de tranquilidad que todos pensaban.
En cualquier lugar puede resurgir el fantasma de la violencia y dejar en estado de pasmo a la clase gobernante. Y en México, las cosas no están como para considerarnos ajenos a este movimiento que amenaza con globalizarse. Como si ya no tuviésemos suficiente con las acciones del narco, los secuestradores y la delincuencia citadina…
…Sus comentarios envíelos vía internet a la dirección gentesur@hotmail.com

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