viernes, 15 de julio de 2011


Punto de Vista
Mario Tassías

Una declaración pública de la Vía Campesina, organización que reúne a productores agrícolas de por los menos 150 países, considera que: La agricultura agroecológica practicada por las familias campesinas, y las políticas de soberanía alimentaria, ofrecen la única solución razonable y factible a los múltiples retos a los que se enfrentan hombres y mujeres del campo de diferentes regiones del mundo.
Sólo los métodos agroecológicos, también llamados agricultura sostenible o agricultura orgánica y agricultura ecológica, pueden restaurar los suelos y los ecosistemas que han sido degradados por la agricultura industrial. Ni los productos químicos pueden funcionar tras una degradación grave.
La agroecología puede restaurar la materia orgánica del suelo y su fertilidad, fortalecer los procesos funcionales del agroecosistema como el reciclaje de nutrientes, la biología del suelo, el control natural de plagas, entre muchos otros.
Está comprobado que los sistemas campesinos agroecológicos producen más por unidad de área mayor con pocos o ningún insumo comprado, que los monocultivos industriales. Eso reduce la dependencia e incrementa la autonomía y el bienestar de las familias rurales mientras producen alimentos abundantes y saludables. La investigación global demuestra que la agricultura campesina sostenible puede alimentar al mundo, con base en el conocimiento que nace en el interior, como la célula que se forma dentro de otra y en la agroecología.
El sistema alimentario global genera en la actualidad entre el 44% y el 57% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, casi todas, podrían ser eliminadas mediante la transformación del sistema alimentario según los principios de la agroecología. La agricultura campesina sostenible enfría el planeta. Es la mejor alternativa de solución contra el cambio climático.
Para adaptarse al cambio climático, se necesita la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas de los sistemas agroecológicos diversificados como la conservación y recolección del agua, manejo de cuencas, sistemas agroforestales, abonos verdes y la diversidad genética de las semillas campesinas locales.
Las corporaciones de semillas industriales con sus semillas estandarizadas y a menudo modificadas genéticamente reciben apoyos gubernamentales en detrimento del soporte que necesitan los sistemas campesinos de semillas basados en la recuperación, la protección, multiplicación, almacenaje, multiplicación e intercambio de semillas a nivel local.
Los sistemas nacionales de educación e investigación están gravemente sesgados hacia las prácticas agrícolas industrializadas, que están matando al planeta y contribuyen al fracaso, al carecer de la producción de alimentos.
Valdría la pena, la reorientación de la investigación hacia métodos orientados a la agricultura campesina y a la agroecología, y la transformación de los currículos en los niveles escolares primario, secundario, y en la educación superior, para centrarlos en la agroecología.
Habría que cerrarle las puertas a la liberación del comercio, para renovar la protección de los mercados domésticos, de manera que los agricultores reciban precios justos que permitan no solo levantar las cosechas, sino además alimentar a los pueblos.
Sería políticamente rentable crear programas integrales de apoyo a la agricultura agroecológica, reconstruir la soberanía alimentaria, resolver conflictos derivados de la reforma agraria y la defensa de las tierras campesinas contra el acaparamiento y la reorientación de la adquisición pública de alimentos por agencias gubernamentales como medio de apoyo a los agricultores y agricultoras, financiamiento real para la agricultura campesina agroecológica en lugar de subsidios vinculados a los fertilizantes y plaguicidas químicos.

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