martes, 28 de septiembre de 2010

Pobladores piden
remover a Sacerdote

-Amalia Avendaño-
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 27 de septiembre.- Pobladores de la parroquia de Petalcingo, en el municipio de Tila, solicitaron al obispo Felipe Arizmendi Esquivel, que intervenga para remover de manera inmediata al sacerdote José Gerardo Herrera Alcalá a quién acusan de mantener “actitudes autoritarias, discriminatorias hacia las mujeres, racistas, ofensivas e incluso violentas” contra los feligreses, además de imponerles “ofrendas” económicas altas e insistir en que la comunidad se independice del municipio.
En un comunicado los integrantes del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) explicaron que desde su llegada a la comunidad, el ha hecho “foco permanente de sus ataques” a esta agrupación, exigiendo a los creyentes católicos que “dejen de escuchar nuestra estación de radio popular Sk’op Klumaltik 95.3 FM, y que no mantengan ningún tipo de relación con nosotros, ya que somos socialistas y eso equivale a cosas demoniacas; además de pregonar que el Socialismo busca quitarle sus casas a la gente, etc, etc”.
“Exigimos con todo respeto al Obispo Felipe Arizmendi y al Párroco Heriberto Cruz Vera que tomen cartas en el asunto y procedan a la brevedad posible a retirar al sacerdote José Gerardo Herrera Alcalá de su responsabilidad al frente de la parroquia de “San Francisco de Asís”, de Petalcinco, consideramos que no queda espacio para que corrija su deplorable conducta, ya ha hecho suficiente daño”, indican.
Relatan que en una plática con señoras de la comunidad, dicho parroco comentó que: “la casa los hombres son los que mandan, los que tienen la última palabra, los que deciden el destino de la familia y que tenían la obligación de obedecerlos. Una mujer le contestó que ella también tenía derechos y no sólo su marido, porque ella también trabajaba, molía el maíz, hacía la tortilla, el pozol y el aseo de la casa. El mencionado sacerdote procedió de inmediato a golpearla con vara en la cabeza; obvio es que esa señora se retiró al instante y ahora ha ingresado a una religión evangélica”.
Agregan que “de 190 jóvenes que en enero iniciaron su preparación para confirmación y primera comunión, 90 se retiraron ya que el sacerdote en cuestión frecuentemente utilizaba un palo para golpearles en la palma de las manos cuando no hacían lo que él consideraba correcto”
Señalan que es constante su “falta de respeto a las comuniades indígenas, imponiendo un sinnúmero de arbitrariedades. La pasada Semana Santa, sin consultar a la población local, no permitió que se tocaran la flauta y el tambor, que son los instrumentos tradicionales para esas celebraciones; simplemente los sustituyó con una ¡banda de guerra!, como la usada para los honores a la bandera nacional.
“Tampoco admitió que se realizarán el ritual y la ceremonia que se acostumbran en esas fechas, cuyo significado profundo es de una gran importancia para los pueblos indígenas. Tampoco permitió que el nazareno saliera en la procesión tradicional, sino que lo dejó encerrado todo el día en la cárcel; pero además, nuevamente contrariando la añeja costumbre, hizo que fueran los niños y no los ancianos quienes lo metieran en dicho sitio. Y para justificar sus caprichos recurrió al engaño, diciendo a los creyentes que esos cambios se explicaban en un supuesto “apartado de la Biblia ”.
“ A un grupo de señores que le manifestaron su deseo de representar a los apóstoles en esas celebraciones religiosas, les contestó que primero pagaran impuestos, agua, luz y que se lavaran los pies con cloro porque les apestaban bastante
“Para las celebraciones de diciembre, obligó a los creyentes a que dieran comida completa en las entradas, y no el café y galletas que siempre se ha ofrecido. Con ello no sólo muestra su desconocimiento y falta de sensibilidad a la situación económica de la zona, sino que además hizo burla del sencillo refrigerio acostumbrado. Cuando las personas creyentes acuden a él para cualquier asunto, siempre pregunta si le trajeron un pollo o un guajolote. Así mismo insiste en que las “ofrendas” deben ser entre 15 y 20 pesos, cuando esa cantidad suele ser el ingreso diario promedio en la zona” .
La gravedad de sus actos, «autoritarios, racistas, machistas, violentos y ofensivos», dicen, «sumados a la provocación de conflictos comunitarios por su irresponsable interferencia en temas que históricamente han polarizado a los distintos grupos políticos del ejido», son razones suficientes para valorar que su presencia en Petalcingo es demasiado «nociva» y es necesaria su pronta remoción. FIN

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