jueves, 20 de junio de 2013

DIÓCESIS
UNIDAD EN LA DIVERSIDAD


SITUACIONES
Es frecuente que en las comunidades, tanto en lo político como en lo religioso, haya divisiones, grupos cerrados, exclusiones de quienes van por otros caminos, desconfianzas, descalificaciones y enfrentamientos. Las comunidades indígenas, donde tradicionalmente todos eran del mismo partido, de la misma religión y organización, cuando aparecen disidencias legítimas y algunos cambian de partido, religión u organización, se sienten fracturadas; ven un peligro para lo que siempre vivieron y se oponen a estos cambios; incluso expulsan a quienes deciden ir por senderos distintos. La diversidad se ve como una amenaza a la vida comunitaria.
En algunas partes no se aceptan movimientos, comunidades eclesiales de base, renovación en el Espíritu Santo, Cursillos de Cristiandad, Encuentro Matrimonial y otros, porque antes no los había; se les desconoce y se querría que todo fuera uniformidad, como si el Espíritu no tuviera libertad para llevar a los creyentes por caminos que sólo El dispone. Esto provoca que haya iglesias paralelas, espiritualidades y pastorales paralelas, que generan incertidumbre y división, todo por no saber cómo armonizar la diversidad en la unidad.
ILUMINACION
Al respecto, dice el Papa Francisco: “El Espíritu Santo, aparentemente, crea desorden en la Iglesia, porque produce diversidad de carismas, de dones; sin embargo, bajo su acción, todo esto es una gran riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad, sino reconducir todo a la armonía. En la Iglesia, la armonía la hace el Espíritu Santo. Él es precisamente la armonía. Sólo Él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad. En cambio, cuando somos nosotros los que pretendemos la diversidad y nos encerramos en nuestros particularismos, en nuestros
exclusivismos, provocamos la división; y cuando somos nosotros los que queremos construir la unidad con nuestros planes humanos, terminamos por imponer la uniformidad, la homologación. Si, por el contrario, nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan conflicto, porque Él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia. Caminar juntos en la Iglesia, guiados por los Pastores, que tienen un especial carisma y ministerio, es signo de la acción del Espíritu Santo; la eclesialidad es una característica fundamental para los cristianos, para cada comunidad, para todo movimiento. La Iglesia es quien me trae a Cristo y me lleva a Cristo; los caminos paralelos son muy peligrosos. Cuando nos aventuramos a ir más allá de la doctrina y de la comunidad eclesial, y no permanecemos en ellas, no estamos unidos al Dios de Jesucristo. Así, pues, preguntémonos: ¿Estoy abierto a la armonía del Espíritu Santo, superando todo exclusivismo? ¿Me dejo guiar por Él viviendo en la Iglesia y con la Iglesia? Preguntémonos si tenemos la tendencia a cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro grupo, o si dejamos que el Espíritu Santo nos conduzca a la misión” (19-V-2013).
COMPROMISOS
Pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine para valorar lo bueno que hay en los demás, en otras religiones, en otros grupos y movimientos, en otras organizaciones, en otras espiritualidades, y aunque no nos gusten, sepamos respetar sus caminos, vigilar y advertir lo que no esté de acuerdo con la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia, orientarles con cariño y responsabilidad pastoral. En nuestra diócesis, tenemos el III Sínodo Diocesano, que marca las líneas fundamentales de nuestro caminar, y en él se nos pide tender puentes con los alejados, con quienes viven una experiencia religiosa y eclesial diferente, para no excluirnos unos a otros, sino para dialogar y trabajar juntos por la unidad en la diversidad.
Tendamos puentes para que no haya iglesias y pastorales paralelas. No nos encerremos en nosotros mismos, en nuestros modelos y en nuestra historia pasada, pues la vida cambia, y hemos de responder a los nuevos retos que se nos presentan. Se puede con la gracia del Espíritu.

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