jueves, 6 de diciembre de 2012

DIÓCESIS
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Diócesis de San Cristóbal de Las Casas

IGLESIA Y CAMBIO DE PODERES

HECHOS
En un periódico nacional, alguien afirma que hay una "simbiosis de la jerarquía católica con el poder Ejecutivo", refiriéndose al nuevo Presidente de la República. Dice que estos estrechos vínculos servirán para que el clero busque "regresarnos al siglo XIX", tratando de "impedir que en México se aprueben leyes que garanticen a las mujeres su derecho a decidir en asuntos que le son propios, o atajar cualquier nuevo intento de legislación que proteja el matrimonio entre personas del mismo sexo", y que "hará todo lo posible para obtener las reformas que desea en el campo de la libertad religiosa y la educación pública".
Allí mismo, otra persona describe, con sarcasmo, un irreal sueño en que "obispos y cardenales daban órdenes a los legisladores, al Secretario de Educación y al de Salud para eliminar la educación laica, para promover la homofobia, para proteger la vida desde el momento de la concepción, y para evitar que las mujeres y los jóvenes decidan sobre sus cuerpos y sobre su maternidad".
¿Qué decir de todo esto? ¿Cuál debe ser nuestra postura ante las autoridades civiles, ante el nuevo Presidente del país y el próximo Gobernador de Chiapas?
CRITERIOS
Nuestra misión como jerarquía de la Iglesia Católica es, según nos indica la Palabra de Dios, promover la oración por las autoridades, para que su desempeño sea en favor de la justicia y la paz; que busquen el bienestar de la nación, más allá de intereses personales, de grupos o partidos.
Esperamos que sus promesas de campaña sean puestas en práctica. Ante todo, anhelamos que se sigan buscando caminos para procurar la seguridad de los ciudadanos; que entre todos combatamos la pobreza y la marginación; que se protejan los derechos humanos, en particular de los más desvalidos, como son los recién concebidos; que se generen los empleos y las fuentes de trabajo que se requieren; que se avance hacia una mejor educación integral, no sólo en instalaciones y cobertura, sino especialmente en contenidos y en comportamientos; que se siga luchando por disminuir y eliminar la poderosa fuerza del narcotráfico; que se den pasos más eficaces para defender los derechos de los migrantes, para evitar la violencia contra las mujeres, para superar el racismo contra los indígenas, para promover el desarrollo del campo, para impulsar una mayor libertad religiosa en apoyo a todas las creencias. No intentamos imponer el catolicismo en las escuelas públicas, sino que haya más libertad de enseñanza. No promovemos la homofobia, pero sí anunciamos lo que dice la Biblia sobre la homosexualidad. Declaramos lo que para nuestra fe es el matrimonio, sólo entre un hombre y una mujer, pero respetamos a quienes piensan distinto.
No es nuestra misión juzgar lo hecho por los regímenes que terminan su mandato. La palabra de Dios es muy iluminadora al respecto, pues Jesús nos pide no juzgar ni condenar; nos dice que si alguien no tiene pecado, que tire la primera piedra. Es muy fácil condenar, pero no siempre tenemos todos los elementos necesarios para dar un juicio certero. Jesús nos invita a ponernos en el lugar del otro, para comprenderlo.
Eso sí, El mismo enseña que toda autoridad está puesta para servir, para desgastar sus energías en el servicio a la comunidad. Eso es lo que esperamos del nuevo Presidente de la República y del próximo Gobernador de Chiapas. Que se distingan por ser servidores justos, honestos, leales, coherentes, libres para hacer el bien, audaces para tomar justas decisiones, sinceramente preocupados por los pobres. De esa forma, honrarán su fe católica, que ambos profesan.
PROPUESTAS
Ofrecemos nuestra colaboración desinteresada, para apoyar todo cuanto aliente el bien integral de las personas y de las comunidades. En nuestra relación con las autoridades de cualquier nivel, no buscamos privilegios ni concesiones, sino sólo unir voluntades para que los pobres vivan con mayor dignidad su condición de hijos de Dios y hermanos nuestros. Tenemos obligación de dar una palabra crítica y fraterna, cuando haya que defender la justicia y la verdad, promover la paz y la armonía social.

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