miércoles, 7 de noviembre de 2012

CAFÉ PARA TODOS
* MEXICO DEBE HACER VALER SU PESOS ESPECÍFICO FRENTE AL NUEVO GOBIERNO ESTADOUNIDENSE
* LOS JUECES MEXICANOS, EN LA MIRA DE LAS MAFIAS Y CÁRTELES
Los estadounidenses, como se esperaba, han elegido ya al hombre que guiará para los próximos cuatro años a su país. Desde que comenzaron a darse los primeros resultados, Barack Obama aventajaba a Mitt Romney, pero la contienda se fue cerrando conforme transcurrieron las horas.
Ahora que ya se sabe quién gobernará el país de las barras y las estrellas para los próximos cuatro años, no queda más que la esperanza de que las cosas sean mejores en el caso de las relaciones entre México y Estados Unidos.
Pero más allá del resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses, la colaboración bilateral en materia de seguridad y combate al narcotráfico deberá continuar en los mismos términos que se dio durante el gobierno del presidente Felipe Calderón.
A partir de mañana, México deberá colocar en la mesa de diálogo con Estados Unidos 2 grandes temas: el combate al blanqueo de efectivo y al tráfico de armas. Lo que es más importante, sin embargo, es que la agenda deje de estar condicionada por el tema de las drogas o la seguridad, pues las relaciones entre México y Estados Unidos van mucho más allá.
Están por ejemplo otros temas como la pesca de atún y camarón, el transporte fronterizo, el agua, la infraestructura en la frontera y el litigio de comercio del jitomate.
No hay que olvidar que México, Estados Unidos y Canadá mantienen un Tratado de Libre Comercio que ha permitido impulsar formidablemente la economía en la región.
Quizá por ahora, lo prioritario entre los 2 países será el tema de la economía, pues a los mexicanos le esperan tiempos complicados, a pesar de que se ha visto relativamente a salvo de los severos aprietos que afectan a Europa y la baja en la actividad de Estados Unidos.
Ayer la firma Bank of America-Merril Lynch señaló que México se desacelerará en los próximos 3 trimestres al moderarse la demanda debido a la debilidad de las condiciones externas.
En buen castizo eso significa que reducción en el ritmo de crecimiento económico en EU nos golpeará y para evitarlo habrá que adoptar medidas conjuntas. Así que tras el desenlace de las elecciones estadounidenses no queda otra más que ponerse a trabajar, sin esperar a que se acomoden las cosas y en la Casa Blanca se acuerden que existimos.
La verdad es que los 11 millones de compatriotas que viven en Estados Unidos han sufrido la volátil política migratoria de un hombre de color, que ha roto el récord de deportaciones de indocumentados mexicanos (un millón y medio), quienes han visto dividirse sus hogares y fracturarse sus familias.
También habrá que anotar que Obama prometió promover una reforma migratoria que permitiera la legalización de los mexicanos sin documentos, muchos de los cuales, sobre todo en los estados donde se están poniendo en práctica políticas que criminalizan la migración, virtualmente viven en las catacumbas o a salto de mata, para evitar la deportación.
Muchos de nuestros compatriotas evitan lo más posible salir a la calle por temor a ser detenidos y sometidos a la deportación, a causa de una simple violación a una regla de tránsito.
Por ser miembro de una minoría y ser demócrata -que suele ser sinónimo de un mayor respeto a los derechos humanos-, los mexicanos esperaban mucho más de Obama. Creían que durante su mandato iban a ganar terreno en el campo de la igualdad de oportunidades. Sin embargo, no ha sido así.
Ahora, una vez que el pueblo norteamericano ha elegido a quien conducirá los destinos de su país por los próximos 4 años, se abre un nuevo capítulo y por supuesto hay nueva oportunidad para la esperanza. Los mexicanos anhelan que ahora sí se reconozca el peso específico que tienen los latinos en Estados Unidos.
Por supuesto, desde antes de las elecciones, los connacionales sabían que no se podía esperar mucho de los 2 candidatos, y resulta lamentable que durante la campaña electoral ninguno de ellos haya mostrado mucho interés por lo que ocurre en México y en general América Latina.
Durante el último de los debates que ambos sostuvieron fue notable la ausencia de México y los mexicanos. Las discusiones sobre política exterior se enfocaron en el Medio Oriente, como si esa región estuviera a la vuelta de la esquina. No se habló tampoco de Europa, ni de Japón o La India, como recordó el domingo la columnista Isabel Turrent.
Apenas se hizo mención de China y faltaba que ni de esa gran nación se hubieran ocupado.
Romney fue el único que hizo 2 menciones a América Latina, pero sólo superficialmente. Obama ni siquiera se acordó de ella. Parece ser que los estadounidenses viven aislados y que el mundo gira alrededor de ellos.
Como recuerda Turrent, a los gringos les importan más los muertos en Siria que las víctimas de la injusta guerra contra las drogas que se libra en territorio mexicano, todo para que no lleguen los estupefacientes a los estadounidenses, lo que ni siquiera está ocurriendo.
Ni siquiera les importó el hecho de que quiéranlo o no, México es cada vez más un factor de influencia en Estados Unidos, porque no solamente es ya su principal socio comercial, convive ahí mucha gente de origen mexicano, sino porque también ha arribado numerosa inversión mexicana.
CALDERÓN Y PEÑA, SÓLO A LA EXPECTATIVA
Sin embargo, como Obama o Romney poco se fijaron en su vecino del Sur, el gobierno mexicano -tanto el actual como el que se apresta a tomar posesión el 1 de diciembre-, debieron haber tomado la iniciativa para cabildear con los equipos de ambos aspirantes, a fin de preparar el terreno para una mejor relación bilateral. Pero no lo hicieron.
Las autoridades mexicanas se quedaron sentadas esperando a ver a quién resultaba triunfador, en lugar de anticiparse a fin de evitar seguir siendo espectadores pasivos en este juego de fuerzas, que son las elecciones estadounidenses.
México necesita tomar el ejemplo de los grupos de cabilderos con que cuenta la minoría judía en Estados Unidos, que es muy poderosa, y que constituye una fuerza formidable que define siempre la política de ese país hacia el Medio Oriente.
Ahora que se ha definido ya el complejo panorama electoral estadounidense, es necesario que México empiece de inmediato a trabajar para los próximos 4 años.
Es cierto que una reforma migratoria a fondo, es un sueño que podría estar todavía muy lejos de alcanzarse en el corto plazo, por la manera en que seguramente quedará la correlación de fuerzas en el Congreso estadounidense, pero vale la pena seguir empujando hasta lograr concretarla.
Se decía desde antes que Obama era más proclive a apoyar una iniciativa de esta naturaleza que Romney, pero el propio jefe del Partido Republicano en México, Larry Rubin, ha dicho que su candidato simpatizaba con legalizar a los trabajadores extranjeros que requiere Estados Unidos.
Ahora ya no se trata simplemente de voluntarismo, ni de un acto humanitario o de piedad. Legalizar a los mexicanos se impone ya como un acto de pragmatismo. Es ya suficiente la "masa crítica" que ha alcanzado el electorado latino, como para simplemente seguir ignorándolo desde la Casa Blanca y el Capitolio.
GRANOS DE CAFÉ
…A pesar de la obviedad, es triste confirmar que los jueces federales en México debe recibir protección del ejército o, cuando menos, de la Policía Federal, ante el amago del crimen organizado, que literalmente no encuentra límite alguno en México, lo que nos pone a disposición de sus caprichos sin que exista autoridad capaz de detenerlo.
Las recientes declaraciones del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juan Silva Meza, hacen temblar al más recio de los juzgadores, puesto que confirma que no han escapado a las amenazas y que son igualmente objeto de extorsión, secuestros, torturas y asesinatos.
Si bien es cierto el descrédito que los jueces tienen ante la opinión pública por el comercio que hacen de la justicia -apoyados por una extensa red de corrupción que va desde la misma secretaria de un juzgado, hasta niveles insospechados en el sistema de administración de justicia-, los juzgadores son una pieza elemental de ese aparato que han mantenido un cierto equilibrio, débil, pero equilibrio al fin, entre los poderes reales de la sociedad.
El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación aceptó que la delincuencia organizada ha intentado intimidar a jueces federales, lo que junto con la violencia asociada con el crimen ha obligado a reforzar la seguridad de muchos juzgadores federales con escoltas, vehículos blindados e incluso con apoyo de la Policía Federal y el Ejército, lo que seguramente nos costará más a los causantes cautivos, al elevarse el gasto del gobierno en este rubro.
Y ya que hablamos de gasto, la buena noticia es que finalmente diputados y senadores se pusieron de acuerdo en algo y aprobaron las reformas a la Ley General de Contabilidad Gubernamental, con lo cual el Congreso avaló la primera de las dos iniciativas preferentes que remitió el presidente Felipe Calderón el 1 de septiembre.
Las reformas a la Ley General de Contabilidad Gubernamental pretenden transparentar el gasto en los tres órdenes de gobierno y sus entes público, así como su relación con los sindicatos de los estados, con el objetivo de combatir la corrupción y el desvío de recursos públicos.
Para ello, se impone una sanción de 2 a 7 años de prisión y multas de mil a 500 mil días de salario mínimo, a quienes causen daño a la hacienda pública o al patrimonio, no lo eviten o no lo informen a su superior jerárquico.
La gran incógnita ahora, además de si habrá o no reforma laboral, es si se construirán suficientes cárceles para albergar a los servidores públicos corruptos…Sus comentarios envíelos vía internet a la dirección
gentesur@hotmail.com

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