jueves, 10 de mayo de 2012




Obispo Arizmendi, Felicita a las Madres en su Día




ALBERTO HERNÁNDEZ
En el marco del 10 de mayo, día dedicado a honrar a las madres, el obispo Felipe Arizmendi Esquivel felicitó "de corazón a todas las mamás, deseando para ellas no sólo un día sino toda una vida llena de paz y de armonía en su corazón y en sus familias".
El prelado las felicitó a nombre propio y de toda la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, y aseguró que la felicitación más verdadera y apreciada por ellas es "que ni el esposo ni los hijos les causemos dolor y angustia, tristeza o ansiedad, sino que les hagamos sentir felices, contentas, tranquilas, serenas, tanto en su interior personal, como en su hogar".
En su mensaje, el representante católico afirmó que es Dios el creador y dador de la vida; que los papás y las mamás colaboran con Dios en generar nuevas vidas, pero "es la mamá quien se parece más a Dios; es la mamá quien es portadora de la vida que Dios nos da. Dios nos da la vida y nos mantiene en ella, pero lo hace por medio de nuestra mamá, mientras no somos capaces por nosotros mismos de ser responsables de nuestra propia vida".
Por ello, enfatizó, la maternidad es una vocación sublime de toda mujer. "Ser madre es ser un signo, una expresión, un sacramento, un reflejo, una concretización del amor materno de Dios", sostuvo.
Arizmendi Esquivel reiteró la cálida felicitación para todas las madres, a quienes agradeció "por todo lo que han hecho y hacen por nosotros. Que en este 10 de mayo, y siempre, se sientan felices por lo que son"
Agregó que este reconocimiento es también para quienes ya no viven físicamente entre nosotros. "Mi mamá falleció hace quince años, pero desde el cielo me escucha, me acompaña, me cuida y ora por mí. También tu mamá, si ya falleció, no te deja, no se desentiende de ti. Hasta el cielo que le llegue nuestra felicitación y nuestra oración".
Con este mismo sentido, el obispo expresó su felicitación a tantas mujeres que, por opción, decidieron no casarse, para dedicar su tiempo, su amor, sus capacidades a dar vida a su alrededor.
"Felicitamos a las mujeres que decidieron permanecer solteras para servir y atender a sus padres y a su familia, a un pariente enfermo, a unos sobrinos abandonados, a su hermano sacerdote u obispo. Otras decidieron dedicarse a ser maestras, ser enfermeras o doctoras, en un servicio materno a la comunidad. Son verdaderas madres y les felicitamos también, les agradecemos cuanto hacen por nosotros y pedimos a Dios que las fortalezca y anime, sobre todo cuando sientan el cansancio, la soledad, la ingratitud, la enfermedad", mencionó en su mensaje.
Felipe Arizmendi extendió la felicitación a las hermanas religiosas, verdaderas madres, porque decidieron consagrar sus vidas a dar vida espiritual en Cristo. "Ustedes hacen brillar la maternidad de Dios en la Iglesia. Son motivo de gloria y esperanza para nuestra Iglesia. ¡Benditas sean!", reiteró.
"Reciban, pues, nuestra sincera y profunda felicitación, todas las madres generosas y valientes, calladas y sacrificadas, sufridas y perseverantes, indígenas y mestizas, con estudios y sin ellos, de cualquier religión y posición social, de todo partido y organización, de la ciudad y del campo. Muchas felicidades", concluyó.

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