jueves, 23 de junio de 2011


De la familia y escuela aprenderemos a actuar por convicción, a ser libres y no esclavos de personas: FAE



Janet Hernández Cruz
En su mensaje semanal el obispo de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, señala que un periódico nacional informó que en los bachilleratos de la capital del país, se eliminarán materias de filosofía, antropología y sociología, o se reducirán notablemente sus horas de clase y se aumentarán a inglés, computación, actividades físicas, etc., con esto, se les deja sin herramientas para pensar, analizar, discutir y razonar con más profundidad cuestiones vitales y trascendentes.
Indica que con ello quedan más expuestos a las ideologías del momento, al relativismo, a dejarse llevar por lo inmediato, lo palpable y sensible, o por líderes demagógicos, sin sociología, sin apertura a la realidad de los demás encerrándolos en un individualismo.
"En contrapartida, en los planes de estudio de nuestros Seminarios, para formar sacerdotes capaces de enfrentar los retos de la vida, se prescriben como obligatorios al menos tres años de filosofía, con materias sistemáticas, como lógica, metafísica, antropología, cosmología, ética y teodicea, más una amplia historia de la filosofía, para discernir las diversas formas de pensamiento en la evolución de la humanidad", expresa.
Así también menciona que las Normas Básicas que rigen los estudios en los Seminarios, dicen: "Para lograr los objetivos de la formación sacerdotal, es necesaria una profunda preparación filosófica, que tiene como finalidad perfeccionar la formación humana de los seminaristas, consolidar su estructura mental y su método de estudio, llevarles a un conocimiento y a una comprensión más profunda de la persona, de su libertad, de sus relaciones con los demás, con el mundo y con Dios".
Finalmente Arizmendi Esquivel, subraya que de la familia y la escuela, hay que educar para pensar, analizar, juzgar, discernir, criticar, proponer, reflexionar, comparar, confrontar, ir a las razones más profundas, preguntar el por qué y el para qué, ya que sólo así aprenderemos a actuar por convicciones, a ser libres y no esclavos de personas, tendencias o sentimientos pasajeros.

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