jueves, 7 de abril de 2011

Miles de mexicanos exigen justicia y paz

Convocados por el poeta y periodista Javier Sicilia, miles de personas salen a las calles de las principales ciudades del país para exigir un alto a la violencia


Varios miles de mexicanos gritaron hoy «¡Estamos hasta la madre!» (hartos) de la violencia que ha dejado más de 35 mil muertos desde 2006, en marchas celebradas en una veintena de ciudades, entre ellas Cuernavaca, donde fue asesinado un hijo del poeta Javier Sicilia hace diez días.

La muerte de Juan Francisco Sicilia y otros seis jóvenes, quienes fueron torturados y asfixiados por presuntos miembros del crimen organizado, prendió la mecha de indignación en un país que ha visto conmovido la entereza y coraje con que el poeta Sicilia ha afrontado su tragedia familiar.

La convocatoria de la marcha nacional por la paz fue liderada por Sicilia y replicada en las redes sociales y en medios de comunicación de masas, como pocas veces se ha hecho en México.

Las manifestaciones en el país coincidieron con la advertencia del ministro mexicano de Seguridad Pública, Genaro García Luna, de que la violencia del crimen organizado en México comenzará a bajar en 2014 o 2015, tras siete años de combate frontal del gobierno contra los carteles de las drogas.

Las urbes donde hubo marchas o mítines de protesta, además de la capital del país fueron, entre otras, Monterrey, Ciudad Juárez, Guadalajara y Reynosa, las más golpeadas por el crimen organizado.

En algunas salieron unas decenas de personas (sobre todo en el castigado norte del país), mientras que, según cálculos de un portavoz de los convocantes, en Cuernavaca se reunieron cerca de 20 mil manifestantes y en la capital fueron unos cinco mil.

En Cuernavaca, ciudad cercana al Distrito Federal y donde los sicarios del crimen organizado han cometido asesinatos que exhiben con morbo al colgar a sus víctimas de puentes, los padres de Gabriel Alejos, quien fue asesinado junto con al hijo de Sicilia, dijeron que «los muchachos eran emprendedores y el futuro de México».

La columna de manifestantes en Cuernavaca partió de la rotonda de la Paloma de la Paz hacia el centro de la urbe, donde agitaron banderas blancas y de México, soltaron globos y portaron pancartas exigiendo justicia y no más muertes.

Los gritos de «Ya basta, no más sangre», «Ni un muerto más» y «Estamos hasta la madre» fueron los principales lemas de las manifestaciones, la tercera expresión inspirada de una frase del
poeta Sicilia, quien escribió el lunes pasado en la revista Proceso que los mexicanos están hartos de los políticos y los criminales.

»Estamos hasta la madre de ustedes, políticos (...) porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia», dijo Sicilia.

Y a los mafiosos también les espetó: «De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sinsentido».

Desde 2006 México se ha visto sacudido por la creciente violencia de los narcotraficantes con crímenes brutales como el asesinato de 72 inmigrantes, la mayoría de ellos centroamericanos, la masacre de 15 jóvenes en Ciudad Juárez, la matanza de 24 albañiles en el Estado de México y la muerte de 20 turistas en Acapulco.

Ciudad Juárez es la localidad más violenta con 8.500 de las 35.000 muertes que se reportan en el país desde que Felipe Calderón llegó a la Presidencia en diciembre de 2006 y decidió afrontar a los
carteles de las drogas enviado a 45.000 soldados y 20.000 agentes federales a los puntos conflictivos al estar gran parte de la policía local corrompida por los capos.

Las autoridades aseguran que la mayoría de los muertos eran miembros del crimen organizado y que menos de un 5 % eran inocentes, varios cientos niños.

La violencia también se ha cebado contra periodistas y activistas defensores de los Derechos Humanos.

Horas antes de las manifestaciones, Sicilia fue recibido por el Presidente Calderón en la residencia de Los Pinos, quien, según el poeta, le ofreció «las condolencias» por la muerte de su hijo «y un
informe de cómo iban las pesquisas, (pero) nada nuevo de lo que se ha informado y que estaban sobre las pistas, nada más».

»Ojalá y sea el inicio de un gran movimiento que nos permita rehacer este país», dijo el poeta mexicano sobre las manifestaciones, algunas de las cuales se realizaron en varias
ciudades europeas.

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