jueves, 31 de marzo de 2011

Chispero político
Miguel Angel. Carrillo Barrios

LA INDEMNIZACION A POLICIAS MEXICANOS CAIDOS; UNA MISERIA


Hay temas que casi nunca se abordan y es precisamente el cómo y con cuánto se indemnizan a los deudos de agentes policiacos caídos en la lucha contra en el cumplimiento de su deber o lo que es peor, en la “guerra” de Felipe Calderón contra los narcotraficantes. Se tiene conocimiento que en muchos casos, las familias de los agentes y militares caídos, quedan en la desgracia plena, al desamparo de su suerte; por lo menos los militares caídos en esa guerra que no es suya, la guerra ordenada desde el pentágono, al fallecer, los deudos cobran algunas prestaciones establecidas en la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas de México que es una bicoca por cierto; pero los policías, muchos de ellos ni siquiera se apoyan a los deudos y menos que los hijos o la esposa de éstos tengan un seguro vitalicio o becas para que los hijos pueda, por lo menos, cursar sus estudios profesionales; ya para qué hablamos de sueldos de supervivencia y otras prestaciones sociales que, esos agentes caídos deberían tener por estar expuestos a cada segundo, que una bala proveniente de la delincuencia organizada les corte el hilo de la existencia. Lo más ridículo es el hecho de que la muerte de ellos, quedan, casi en un 90%, impunes; a nadie le importa saber quién fue el asesino y por ende castigarlo, pareciera que la vida de un policía tiene menos valor que la de cualquier humilde teporocho sin familia, del que no reclaman ni siquiera el cadáver. El anterior comentario se debe a que el gobierno de Washington ofrece 60 millones de pesos y el de México 10 millones para quien dé datos o informes sobre los responsables del asesinato y heridas infringidas a los agentes del Departamento de Migración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés), Víctor Ávila y Jaime Zapata, el pasado 15 de febrero en el estado de San Luis Potosí. Ahora sí como dice la canción: “cuánto tienes, cuánto vales”. El caso de desventaja que los que enfrentan físicamente esa lucha desigual (policías y militares) contra la delincuencia organizada, es casi inhumana, la mayor parte de los agentes y militares desconocen el terrero en donde los mandan a realizar su trabajo mientras que los de la delincuencia organizada es realmente su propia tierra y seguramente han de tener un alto nivel de logística sofisticado y el uso de tecnología de punta, cuando los agentes, carecen de eso y si la tienen, quizá ni lo sepan manejar y es allí donde las desventajas son abismales y como si fuera muy poco lo anterior, también carecen de recursos para hacerse llegar, a través de particulares, la compra de información privilegiada o de mecanismos de logística de grupos multidisciplinarios en el campo de los hechos y no en las oficinas, donde casi nada sirven. A cambio, los policías gringos, tienen todo el respaldo político, económico, profesional, tecnológico y científico de su gobierno y de allí que hayan grandes diferencias que, aparte de éstas, los mexicanos tienen la gran desventaja de asignárseles sueldos de hambre, mientras que los policías gringos tienen salarios cinco veces más que sus colegas mexicanos.
Quizá sea necesario procurar un incentivo a esos agentes que diario están expuestos a perder la vida y dejar a su familia en estado de indefensión; quizá cambiar las leyes laborales y darles una mayor cobertura social a las familias que en cualquier momento pueden recibir el aviso de que podrán pasar por el cuerpo de sus deudos a determinados lugares, pues de nada sirven honores o glorias y discursos, con eso, los deudos o hijos o mujer, no alcanzan a cubrir sus más ingentes necesidades.
CASI 10 MILLONES DE VEHICULOS MEXICANOS TIENEN MÁS DE 18 AÑOS DE USO
Según Guillermo Prieto, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, afirmó ayer a los diversos medios de comunicación que de los 22 millones de automóviles que circulan en México, 10 de éstos tienen ya más de 18 años de vida útil. Luego de hacer una serie de comparaciones en la compra de autos entre los ciudadanos de países sudamericanos con México, precisa que los mexicanos tienen un bajo nivel adquisitivo para poder adquirir un auto nuevo y además, subrayó que no existe el incentivo fiscal para poder reactivar la compra de autos y también puntualizó el exagerado ingreso de vehículos norteamericanos a nuestro país lo que desincentiva y procura la compra de chatarra que ha propiciado la caída en un 28% de autos nuevos en los 10 últimos años. Aunque el empresario no habló nada sobre el pago de la tenencia vehicular, este impuesto sumado a otros tantos como el refrendo hasta de carcachas varadas, así como el engorroso trámite en el pago de impuestos y el encarecimiento exorbitante de piezas automotrices que están al libre albedrío de los propietarios de refaccionarias, hacen que 8 de cada mil habitantes puedan adquirir una unidad nueva. Desafortunadamente, muchas entidades del país se han convertido en el acopio de chatarras norteamericanas, sobre todo Chiapas, donde se venden vehículos extranjeros sin documentación, en mal estado, algunos robados y otros que jamás podrán ser regularizados debido a su avanzado estado de descomposición mecánica y documentación. En muchas ocasiones cientos de chiapanecos se introducen hasta ciudades fronterizas guatemaltecas como Tecun Uman para adquirir un vehículo y legalizarlo en la misma aduana de Ciudad Hidalgo a través de dádivas que ofrecen a los señores de esa dependencia y ya introducido a la entidad, se les hace fácil incrustarles un letrero que dice UCD o incluso latas que tienen esas siglas o iniciales que sirven como medios de impunidad, que el mismo gobierno mexicano ha respetado y su adquiridor no pueda ser molestado, bajo el argumento que los citados vehículos, principalmente de las marcas Toyota, nazda, Ford o chevrolet que al poco tiempo de circular, pueden observarse varadas en cualquier parte de la entidad, sin placas, sin documentos y demás requisitos que al Estado no le procuran un ingreso fiscal.
DEPLORABLES DICTAMENES DE JURADOS EN CONCURSOS DE ALUMNOS EN EL COBACH
En varios planteles del Colegio de Bachilleres de Chiapas, se llevó a cabo ayer sendos concursos y competencias en áreas culturales y deportivas. Decenas de alumnos participaron en ajedrez, baile, teatro, oratoria, canto, cuento, poesía, declamatoria, ensayo, entre otros. La mayor parte de las competencias de estas artes se llevó a cabo en el plantel 35 del COBACH, donde en algunas disciplinas, tanto maestros asesores como alumnos competidores, se quedaron asombrados espantosamente de ver el veredictos de algunos sujetos que fungieron como jurados calificadores, donde muchos veredictos dejan mucho que desear; los jurados se convierten prácticamente como dictámenes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es decir, son inapelables; a ellos no se les pueden rebatir fallos, tampoco se les puede pedir criterios y así es que los maestros asesores tienen que morder el ajo y tragarse el agua, pero ahora sí, como dice el refrán: “lo que se ve no se juzga” y resulta, en muchas ocasiones, frustrante y ofensivo que el veredicto de un neófito en la materia sea cosa juzgada. Por ejemplo, si en un concurso de canto a “A”, “R”, “Z” se les olvidó la letra de la canción y el tiempo de la armonía fue opuesto al acorde, pero no así a “Y” y de repente resulta con que “Z” gana el primer lugar de los tres que existen y “Y” ni siquiera aparece en la tabla de los lugares premiados, hasta el más ignorante del público en la materia diría que hay un error; pues ese error no se puede apelar ni objetar y con ello, realmente esos jurados echan a la basura el esfuerzo de los que verdaderamente merecen el reconocimiento. Claro está que no todos y que los espacios están predeterminados, tampoco se puede uno adjudicar un reconocimiento inmerecido, pues en dado caso sería antiético, inmoral, es decir, hay que saber perder y ganar, pero eso sí, la derrota debe ser reconocida por el mismo derrotado, su asesor, el público y todos los que estén presentes. En el caso del concurso de oratoria celebrado ayer por alumnos del COBACH, la convocatoria fue asquerosamente pisoteada y el triunfo que asignaron los jueces o jurados a dos de los cinco alumnos finalistas, los considero inmerecidos, porque en primer lugar violentaron y pisotearon la convocatoria y sobre todo, porque los jueces únicamente valoraron en los “finalistas”, el contenido del discurso pero no las otros seis criterios que debían calificar con equidad. En fin, nadie les dijo nada, y en algunos de los jueces, en oratoria, por su proceder, yo siento que únicamente han sido espectadores de concursos en esta rama más no partícipes y menos ganadores de esta disciplina y de allí que se justifique la ineptitud, la inequidad y la falta de experiencia para emitir sus fallos apegados a la convocatoria, requisito inexcusable para tales fines en todos los concursos, que al final de cuentas, son las reglas que todo jurado tiene obligación de conocer y exigir para hacer o dar, un fallo, quizá no del todo justo, pero eso sí, lo menos alejado de la realidad y las reglas. Ojala y para las próximas competencias, los jurados sean expertos o tal vez conocedores de la disciplina que les toque determinar; pues de lo contrario, el perjuicio no es para los jurados, sino para los alumnos participantes y en gran cantidad para la institución que al momento de competir en áreas estatales, regionales, nacionales o internacionales, como lo hacen alumnos del COBACH, tengan severos reveses, debido a la mala decisión de un desconocedor de la disciplina que asienta veredictos absurdos fuera de la realidad competitiva. En conclusión, para este servidor, sería deshonesto emitir un dictamen de concursantes en astrofísica, porque de ello sé lo que el jurado de oratoria sabe de esa rama.
Pero nosotros, nos seguiremos chateando en la próxima edición.

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