miércoles, 1 de diciembre de 2010


Chispero político
Miguel Angel. Carrillo Barrios

LAS IMPRUDENCIAS DE CALDERON Y LA RESPUESTA PRIÍSTA

Es cierto que durante 70 años los presidentes del país, emanados del presidencialismo priísta que iniciara a principios del siglo XX el presidente Plutarco Elías Calles, era ya por antonomasia política, que el jefe del poder ejecutivo en turno tenía que dejar a su sucesor, poro eso fue durante el reinado del tricolor y algunos historiadores, críticos e intelectuales han afirmado ese presidencialismo concluyó o murió en el 2000, pero pareciera que todo es una falacia, pues Felipe Calderón Hinojosa, con sus imprudentes declaraciones podría hundir más al PAN dentro del agua sucia en que se encuentra; siento que los priístas encontrarán un verdadero caldo de cultivo en las infortunadas declaraciones del hombre semifuerte de Michoacán. Pues hay que recordar que ya se acabaron los triunfos de “carro completo”, el país ahora cuenta con gente un poco más politizada, ya no es tan fácil encontrar las minas de votos en las despensas, en las amenazas y menos en los falsos ofrecimientos; la mayoría los mexicanos, ahora ya no tienen color político, ya votamos por la persona y no por el partido. El PAN, leyendo las advertencias calderonistas, ya siente que el final del reinado panista se vé a pocos metros, a menos de dos años. El PAN, si quiere seguir gobernando, deberá hacer coaliciones, amasiatos partidistas, maridaje con organizaciones como el magisterio y otras, tendrá que ceder parte de ese pastel y por ende, iniciar una serie de compromisos que lo conllevará a ser un partido ecléctico o acomodadizo, por lo cual, navegará dentro de ideologías de izquierda, de derecha, de centro izquierda y las corrientes que se formen y puedan aliarse; será pues un partido mezquino, acomodaticio aunque ellos le llamen política de inclusión y ámbitos democráticos. Siento además que el PRI, a pesar de sus errores y hasta horrores, fue un partido genuino durante el tiempo que tuvo la presidencia del país. Calderón pues, al abrir demás la boca, mete a su partido y a su desatinada administración, en muy serios aprietos que, seguramente los priístas tendrá que cobrársela muy caro; tendrá que, seguramente, tragarse sus palabras antes que el PAN se alíe con el PRD y entonces las cosas podrían los panistas, iniciar a cavar su tumba final. Finalmente podría decirse que el PAN, sí llegó al poder porque el pueblo anhelaba y anhela un cambio en toda su estructura gubernamental y también por la simpatía que presentaba para el pueblo, el mandilón de Vicente Fox, pero poco a poco, los panistas, bastardos de los curas y del gran capital, empezaron a sacar el cobre exprimiendo a los pobres y holgando a los ricos. ¿A poco no?
LAS SOCIEDADES ESCOLARES DE PADRES DE FAMILIA; VERDADEROS ASALTANTES
Urge frenar la voracidad de las llamadas “Sociedades de Padres de familia” que se han disparado como pulgas hambrientas en cada una de las escuelas desde jardines de niños hasta el nivel medio superior. Nadie de esos señores se les ponen límites; en México, esos grupos se han convertido en verdaderos asaltantes de los padres de familia, esos sujetos son los que, con la anuencia de los directores tasan las tarifas que hay que pagar para poder entrar como alumnos en cada una de todas las escuelas de México. Las sociedades de padres de familia, son un cáncer social que en vez de ayudar a los niños más humildes, provocan al cobrar altas cuotas de inscripción, la deserción de miles de alumnos que son obligados a pagar para poder ser inscritos. No entiendo cómo es que las autoridades del gobierno federal y estatal sean verdaderos cómplices de semejantes atracadores legales, y si digo legales es porque en la Ley Federal de Educación, aparecen ese tipo de grupos espurios, saqueadores y dilapidadores de los millones de pesos que recopilan como sociedad de padres de familia. En las escuelas de educación media como los CBTIS, CETIS, COBACH, CECITECH y todas las secundarias del estado y federales, son muchas las personas que se disputan la presidencia de las sociedad más que un cargo de diputado o regidores debido a que están convertidos esos lugares, en verdaderas minas de oro, sin declarar impuestos, sin tener que rendirle cuentas a nadie y hacer de los centros educativos de México, verdaderos negocios o centros de asalto tolerado y propiciado por el mismo gobierno. Deberían los legisladores instrumentar alguna legislación en la que esos señores paguen impuestos, pues en muchos centros escolares de educación media superior, las escuelas acogen hasta 3 mil alumno y cada uno de ellos les cobran entre 300 y hasta 400 pesos cada uno, sumas que reunidas ascienden a más de un millón de pesos semestrales, a parte que en los mismos planteles se le vende a los alumnos de nuevo ingreso, las playeras, los certificados médicos, los uniformes; como si fuera poco, en muchas escuelas, sus directores hacen compromisos con dueños de fábricas y distribuidores de uniformes y papelerías para llevarse las jugosas comisiones que ascienden a por lo menos, más de 10 mil pesos por cada profesor. De paso, en las escuelas se cobra a las empresas refresqueras una alta cuota para que tengan la exclusividad de venta de su producto y en fin, el contenido del artículo tercero constitucional, es un verdadero cuchitril, es solamente letra muerta y ojala la ONU y los organismos encargados de someter a las naciones repletas de corrupción, pongan los ojos en México, en donde, cada día decenas de miles de alumnos abandonan las aulas ya que si los muchachos no llevan el material que debe ser comprado en exclusiva, los uniformes y los libros, prácticamente están reprobados y por ende, dados de baja académica. Si eso es educación, vayan por donde salieron. En México, en las escuelas ya no sabemos si cuidarnos de las cuotas de los padres de familia, si cuidarnos de los directores o de los mismos gobernantes que facultan y toleran semejantes agresiones a los bolsillos de los padres de los escolares. Hay que frenar a esos bandidos constitucionales que hacen de la educación, un verdadero negocio, que no pagan impuestos ni rinden cuentas.

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