jueves, 17 de mayo de 2012




Lamenta obispo que Chiapas siga ocupando último lugar de católicos




ALBERTO HERNÁNDEZ
EL OBISPO de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, lamentó que las tres diócesis de Chiapas sigan ocupando el último lugar a nivel nacional en número de católicos, pues, dijo, "hay muchas personas que se bautizan, se consideran católicas y ocasionalmente participan en alguna celebración, pero no conocen de su religión e ignoran los fundamentos bíblicos y la justificación de nuestra fe".
Ante esto, indicó, son presa fácil para cambiar de creencia; "si no cambian de religión, es sólo por fidelidad a su familia y a su tradición, pero sus cimientos son muy endebles. Ante cualquier burla o contradicción, ante un mal trato o un mal comportamiento de un sacerdote, se alejan de la Iglesia y dejan de practicar, se refugian en cultos esotéricos, en magia y espiritismo, y hasta en la llamada santa muerte", aseguró.
"Nos duele que las tres diócesis de Chiapas sigan ocupando el último lugar del país en número de católicos. No nos consuela que Tabasco, Campeche y Quintana Roo tengan índices también muy bajos".
en su mensaje de mitad de semana, el prelado afirmó que hay muchas razones históricas de este fenómeno común a casi todo el sureste mexicano, no sólo a una diócesis. "La práctica pastoral de nuestras diócesis ha sido diversa, y no se puede culpar a una persona. El resto del país abandonó a esta región, pues estaba muy marginada".
En el fondo, mencionó, ha sido muy escasa la instrucción religiosa y la evangelización muy poco kerigmática. "Es un cuestionamiento que nos acicatea a quienes ahora somos responsables de la situación. Nos exige nuevo empeño, nuevos métodos, y sobre todo una conversión pastoral", señaló.
Felipe Arizmendi sostuvo que los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, "son cada vez menos conocidos, por eso el Papa Benedicto XVI habla ahora de un analfabetismo religioso".
Ante esta situación, dijo, "debemos ante todo, ser humildes y reconocer nuestras deficiencias personales y eclesiales; no escudarnos en culpar a otros, a la institución, a los sistemas; tener apertura de mente y de corazón para aceptar otros caminos del Espíritu, diferentes a nuestros esquemas y posturas. Asumir en nuestra realidad pastoral las inspiraciones de la Misión Continental".

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