jueves, 26 de abril de 2012




Punto de Vista

Mario Tassías




MANIFIESTO




Los ríos son como las venas de la Tierra. Lo que ocurre río arriba afecta a toda la cuenca, aunque vivamos a cientos de kilómetros de distancia. Sencillo, los ríos no tienen fronteras. La privatización de las hidroeléctricas y el mal manejo de las represas ocasionan inundaciones que ponen en riesgo la seguridad alimentaria y vida de las comunidades.
Lo anterior forma parte del Pronunciamiento por el Quinto Aniversario de la Consulta Comunitaria de Buena Fe en Ixcán, un vecino de Chiapas, perteneciente al departamento de El Quiché, Guatemala, que el viernes 20 de abril de 2007, rechazó la exploración petrolera y de construcción de represas en su territorio.
La consulta fue la culminación de un proceso de organización, que involucró a las autoridades del Municipio y a cientos de comunidades que definieron de acuerdo a sus tradiciones la forma de votar. El evento contó con unos 300 observadores nacionales e internacionales donde 18,071 personas votaron en asamblea abierta, levantando su mano, otras lo hicieron mediante papeletas.
Los resultados de aquella manifestación de inconformidad fueron presentados ante el Congreso de la República, Ministerio de Energía y Minas, Instituto Nacional de Electrificación INDE y otras dependencias del gobierno, así como organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales.
A pesar de los resultados, en septiembre del 2007 el INDE lanzó una licitación para construir y operar la hidroeléctrica Xalalá; en 2009 la empresa Generación Limpia de Guatemala intentó construir la hidroeléctrica San Luís sobre el río Xalbal, afectando a comunidades de la micro región IV, y en el 2010 el Ministerio de Energía y Minas publicó una licitación para la exploración de petróleo en casi la totalidad del territorio municipal. El hostigamiento, no ha cesado.
En los tres casos, las autoridades comunitarias y municipales reiteraron su rechazo a esos megaproyectos y exigieron el respeto a los resultados de la consulta comunitaria.
A cinco años de aquel ejercicio, las comunidades rechazan los planes para la construcción de la represa Xalalá, que pone en riesgo la vida de comunidades de Cobán, Ixcán y Uspantán.
Los días 19 y 20 de abril de 2011, se realizó un encuentro por la defensa del territorio con el fin de fortalecer la coordinación e información en las regiones amenazadas por hidroeléctricas y otros megaproyectos. En este intercambio participaron delegaciones de Tabasco y Chiapas, El Petén, Huehuetenango, Izabal, Alta Verapaz y los municipios de Chajul, San Juan Cotzal, Uspantán e Ixcán del departamento de El Quiché, a todos estos pueblos les unen los mismos ríos y raíces como Pueblo Maya, las mismas necesidades, la misma lucha, y al igual que los ríos, lo que le afecta a uno le afecta a los demás.
Las estrategias que usan las empresas y gobiernos para que las comunidades acepten los megaproyectos son pequeños proyectos de desarrollo que ofrecen resolver necesidades sentidas de las comunidades (carreteras, puentes, escuelas, computadoras).
La cosmovisión maya les da fortaleza para cuidar y defender a la Madre Tierra. Este año que termina un ciclo de 5,200 años en la medición maya del tiempo. El Oxlajuj Baktun es un cambio de ciclo, es tiempo de reflexión y análisis para revitalizar la teoría y la práctica en torno a la vida en la naturaleza, es un tiempo para renovar el planteamiento de los modos de vivir según los ciclos naturales.
Por la tranquilidad, la paz y la convivencia en armonía, los pueblos tienen derecho a estar informados y ser consultados antes de implementar proyectos. Es importante recordar a los gobiernos que, por el mínimo respeto y para no violentar los derechos, antes de realizar cualquier proyecto deben tomar en cuenta la opinión de vecinos y comunidades.
Por eso es que en la celebración hubo manifestaciones de solidaridad con San Juan Sacatepequez contra la cementera y la instalación de una zona militar; con las comunidades de San Marcos afectadas por la Mina Marlin; con Cotzal, Chajul y Nebaj, que enfrentan a empresas extranjeras y nacionales que tienen proyectos para la construcción de más de 20 hidroeléctricas en territorio ixil; con las comunidades de Barillas Huehuetenango y las comunidades q’eqchí aledañas al río Icbolay, que todos los días soportan los abusos de las empresas constructoras.
Hubo muestras de respaldo a las autoridades Xincas del municipio de Santa María Xalapán acusados por la oposición a la instalación de las empresas mineras en su territorio; con el rechazo a la explotación petrolera en el área Protegida de Laguna del Tigre, en Petén; y con la lucha de campesinos del Polochic por obtener un pedazo de tierra para mantener a sus familias.
Rechazo a los desalojos violentos contra cualquier comunidad campesina que lucha por la tierra y la vida de su familia. Invasores son los que llegaron hace 500 años y acapararon las mejores tierras, no las comunidades campesinas y los pueblos originarios. El clamor tiene sentido común: "el agua para la vida, no para las represas, la vida es lucha, y se lucha siempre".

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