viernes, 16 de diciembre de 2011


COMENTARIO A TIEMPO
Por Teodoro Rentería Arróyave

EDUCACIÓN, JAMÁS LA PENALIZACIÓN

Cuando los funcionarios comprometidos con la educación pública del país deberían, cuando menos, lavarse el rostro ante el fracaso manifiesto de sus desempeños, se atreven a diseñar e imponer prácticamente un código penal contra los alumnos de educación básica, es decir, contra nuestros hijos.
Según todos los análisis, el último de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, nos coloca en el último lugar en la calidad de la educación y por consecuencia en el aprendizaje de los alumnos. También, otro de los dramas en el país, es que apenas un 2 por ciento de los estudiantes que inician la primaria se titulan en una carrera de educación superior.
El secretario de educación pública, Alfonso Lujambio Irazábal debió de haber optado por quedarse en el hospital o en su domicilio para rehabilitarse de la enfermedad que padece y así haber evitado haber diseñado y hecho público un código penal para sancionar a los alumnos traviesos de las escuelas a su cargo.
El alto funcionario, sin escrúpulo alguno y en la esfera de ceñirse a las políticas presidenciales del momento de atacar a la violencia con más violencia, distribuyó un documento que titula: "Manual de Seguridad Escolar, recomendaciones para protegernos de la inseguridad y de la violencia".
Lujambio y sus asesores pretenden implantarlo en los 198 mil planteles de educación básica, según dicen, para prevenir robos, asaltos, extorción, balaceras y explosiones.
El absurdo es tan grave, que el documento prevé inclusive la participación de la Policía Federal Preventiva y de otras dependencias encargadas de prevenir y de perseguir a delincuentes.
La inconsecuencia es tan grave que la podemos resumir en una sola frase: en lugar de educar, como es obligación del Estado, se penaliza a los alumnos como si fueran vulgares delincuentes.
Todos los estudiosos, todos los investigadores, todos los analistas y todos los líderes sociales han dicho, una y otra vez, que una de las formas más importantes para enfrentar al crimen organizado es la educación pública, que prepara a las generaciones paraasí tener las oportunidades del desarrollo individual y colectivo. Es verdad que los jóvenes se convierten en carne de cañón, en carne del crimen, en carne de cárceles, y como sucede ahora, en víctimas mortales, ante esa falta de oportunidades que solo otorga la educación.
Sin tomar en cuenta estas verdades, estas recomendaciones de los organismos nacionales e internacionales mas prestigiados, el secretario Lujambio Irazábal prefiere la represión en las mismas aulas.
Afortunadamente, en la XXVI Reunión del Consejo Nacional de Autoridades Educativas, realizado este miércoles, se alzaron las primeras voces en contrario de varios secretarios del ramo de los estados quienes manifestaron su más absoluto repudio a ese intento represivo.
Esas mismas voces, exigieron por el contrario, más inversión para la educación y nula compra de equipo de seguridad y contratación de policías como lo pide el manual de marras.
Esperemos, que nunca se concrete el absurdo de Lujambio. La educación ante todo y sobre todo. Nunca la represión y el trato de delincuentes a los alumnos, a nuestros hijos.
Periodista y escritor. Vicepresidente de FELAP y Presidente fundador y vitalicio de FAPERMEX. Agradeceré Sus comentarios y críticas en teodoro@libertas.com.mx, teodororenteriaa@gmail.com y felapvicemex@hotmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.mx, y www.clubprimeraplana.com.mx

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