jueves, 14 de julio de 2011

Chispero político
Miguel Angel. Carrillo Barrios



EN CHIAPAS, CONDUCIR OLIENDO A TRAGO, SE SANCIONA CON 10 MIL PESOS


No cabe duda que las innovaciones jurídicas en Chiapas, son trascendentes, sin embargo se pueden observar algunas tipificaciones penales que realmente son abusivas y violatorias a los derechos humanos: El caso concreto es aquel en que toda persona que conduzca una unidad con ALIENTO ALCOHOLICO, debe ser puesta a disposición del Ministerio Público, donde, todos aquellos que conocemos del derecho, la sanción económica es de 10 mil pesos sin chistar palabra, para que pueda ser liberado y ya en libertad pueda continuar su juicio penal, mismo que se puede llevar por la vía ordinaria o sumario. Aquí lo que se critica de este artículo violatorio a todo derecho humano es que, tan pronto como cualquier agente de tránsito a su buen saber y entender solamente diga que determinada persona está conduciendo con aliento alcohólico, es determinantemente suficiente para que el Ministerio Público admita como detenido a dicha persona cuando debería ser que inmediatamente que se lo presenten como responsable, hacerle los estudios periciales y considerar los grados de licor que posee el acusado por el agente de tránsito. Se tiene conocimiento que derivado de ese absurdo precepto penal, miles de personas que se han tomado quizá una cerveza, una sola copa o simplemente han consumido un jocote curtido, es suficiente para que se le tipifique que conduce una unidad motorizada con aliento alcohólico. No descarto que el agente está dentro de lo que el Código Penal dice; pues ante lo inexplícito de la tipificación, podría darse que alguien que se haya regado un poco de licor en la ropa, también puede decirse que conduce con aliento alcohólico. Aquí lo triste de esto es que muchas personas, honorables, honradas y trabajadoras, tan pronto como los agentes de tránsito “determinan” a su justo saber que hay aliento alcohólico (aunque no vayan bolos) son esposados y algunos incluso llevados boca abajo sobre la góndola de las patrullas, son bajados de las unidades y ante la mirada complaciente del mismo ministerio público, como si se tratara de peligrosos delincuentes o temibles terroristas. Lo malo resulta que al ministerio público, no le interesa comprobar, solamente sancionar y menos corregir abusos de tratar a indefensas personas, algunos ni siquiera tomados, pero que son tratados con esa saña que mediocres polizontes utilizan abusando de su función pero sobre todo, que ni las autoridades ni los afectados procede penal y administrativamente contra esos falsos custodios de la sociedad.
DEROGAR EL ARRAIGO; UN SALTO A LA MODERNIDAD JURIDICA EN CHIAPAS
El anuncio que hiciera el gobernador chiapaneco Juan Sabines Guerrero, en el sentido que se derogará la figura jurídica del “arraigo”, no puede ser más que una conjunción de esfuerzos en aras de tener una verdadero constitución de avanzada. El Código de Procedimientos Penales del Estado de Chiapas en su artículo 2 fracción III, explica con cierta claridad que el ministerio puede pedir al juez el arraigo de cualquier persona que se considere sospechoso de un delito de los conocidos como “graves” y que incluso el arraigo puede tener lapsos superior a meses, en la que el ciudadano, está condenado a una total privación ilegal de la libertad, incomunicado, bajo un maltrato físico y psicológico: Siento que el arraigo es una de las medidas constitucionales que contradice a la misma constitución chiapaneca, pues lo dicho en la fracción III artículo 2 del Código de Procedimientos Penales, es todo lo contrario a lo que la nueva constitución local establece en su artículo 2 fracción XI, que a la letra dice: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”. El arraigo es pues la típica forma de gobernador de todos los dictadores, de todos aquellos sedientos de justicia extrema y venganzas derivadas de un complejo de inferioridad y sin la más mínima reflexión del humanismo, aquel que diera origen a la Constitución francesa y de ésta a los derechos del hombre y del ciudadano. Siento además que sin que haya reforma de fondo, con el mismo dictamen que aprobara la SCJN el día de anteayer, en el sentido que los jueces del fuero común también están obligados a determinar sobre la violación de derechos humanos, ya es procedente impedir esa tipicidad jurídica del arraigo; si fuera poco, necesario se hace que el Tribunal Constitucional en Chiapas, debe analizarlo oficiosamente y declarar ese precepto como invalidado en lo general. Yo siento que las leyes chiapanecas en esencia tienen gran espíritu de avanzada dentro del humanismo y del constitucionalismo y ahora solamente falta que los juzgadores y los ministerios públicos se humanicen y vayan hacia un trato cortes, preferentemente sobre el ofendido, querellante o víctima y del acusado, querellado u ofensor; en la medida que las leyes sean transparentes y sus aplicadores sean idénticos en trato, en muy poco tiempo, Chiapas podría ser el paradigma, no solo para México sino para el mundo en cuanto reglamentaciones jurídicas. Pero eso sí, hacer falta humanizar los juzgadores y encargados de la acción de la justicia, pues de nada servirá tener leyes de oro cuando en su procuración y administración siguen las mismas acciones de rapiña de jueces y ministerios públicos, donde se han creado y organizado mafias del poder que impiden cualquier buen deseo de gobernantes, como lo es el gobernador Juan Sabines Guerrero.
CHASCARRILLO PARA DOCENTES.
En la facultad de Medicina, el profesor se dirige a un alumno y le pregunta:-»¿Cuántos riñones tenemos?»
-»¡Cuatro!», -responde el alumno.
-»¡¿Cuatro...?!», -replica el profesor, arrogante, de esos que sienten placer en pisotear los errores de los alumnos.
-»Traiga un fardo de pasto, pues tenemos un asno en el salón», -le ordena el profesor a su asistente.
-»¡Y para mí un cafecito!», -le dijo el alumno al asistente del profesor. El profesor se enojó y expulsó al alumno del salón. El alumno era el humorista Aparicio Torelly, conocido como el Barón de Itararé (1895-1971). Al salir del salón, todavía el alumno tuvo la audacia de corregir al furioso maestro:
-»Usted me preguntó cuántos riñones ‘tenemos’. ‘Tenemos’ cuatro: dos míos y dos suyos. Porque ‘tenemos’ es una expresión usada para el plural. Que tenga un buen provecho y disfrute del pasto».
La vida exige mucho más comprensión que conocimiento. A veces, las personas, por tener un poco más de conocimiento o ‘creer’ que lo tienen, se sienten con derecho de subestimar a los demás...
Es necesario escoger entre la soberbia y la humildad de escuchar bien a los otros. Casi siempre escogemos la soberbia y la sordera
Disfrute de una tarde fresca y mañana, seguramente nos seguiremos chateando.

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