miércoles, 16 de marzo de 2011


Punto de Vista
Mario Tassías

Si de supersticiones habláramos, con toda seguridad tendríamos tema de conversación para mucho rato. Aunque, por aquello de las confusiones, habría que delimitar el tema. Superstición es aquello que el diccionario define como creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón.
Quienes practican una religión, ¿Son menos o más supersticiosos que los que ignoran todo sobre el particular, o son más supersticiosos quienes se confiesan definitivamente como ateos? Agustín de Hipona, doctor de la iglesia, decía que la superstición era pagana y demoniaca.
¿Ser supersticioso es ser absurdo? "La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija loca de una madre cuerda", decía Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés. "Me opongo a toda superstición, sea musulmana, cristiana, judía o budista" expresaba el filósofo, matemático y escritor inglés, Bertrand Russell (1872-1970) y es que, dicho con un dejo de preocupación, la superstición también es una religión para mentes un poco o muy débiles, sin la intención de asumir que debilidad tenga que ver con fragilidad o flaqueza.
La segunda acepción del diccionario dice que la superstición es la fe desmedida o valoración excesiva respecto de algo. Hay quienes tienen a Dios como su principal aliado y lo mencionan para bendecir o castigar. Dios te bendiga. Te va a castigar Dios. ¿Esa condición es también un ejemplo de superstición? Platón (427 AC-347 AC), aquel de las teorías y las formas, grande entre los grandes, sentenciaba: El hombre embrutecido por la superstición es el más vil de los hombres.
La oposición a que si la superstición es cuestión de educación, no es tan convincente, si entendemos que la influencia es de origen cultural y que eso no tiene que ver con los trofeos académicos.
Acaso la superstición tenga poca o nula relación con el conjunto de conocimientos que llevan a desarrollar un juicio crítico y por ello erudito o no. Con soberbia suele decirse que la superstición, es cuestión de categoría o de niveles. Sin embargo, puede apuntarse que la forma en que se recibe la educación, conserva su poder aun cuando no se alcance a creer en ello.
Otra cosa son las estadísticas que enviadas al correo remitidas por Consulta Mitosfky señala que: "Dentro de nuestra cultura popular, conformada por tradiciones y costumbres, destaca la creencia del pueblo mexicano hacia las supersticiones y el poder que se le atribuye a ciertos objetos o eventos para atraer la buena suerte y ponernos en riesgo de mala fortuna".
Con su proverbial ironía Umberto Eco (1932) diría que la superstición trae mala suerte.
Para el 38% de los mexicanos, según la encuesta, existe la convicción de que el suceso de algunos eventos puede originar la buena o la mala suerte.
Los mexicanos tienen una peculiar manera de combinar su dogma religioso y la tradición de atribuir a ciertos sortilegios la capacidad de brindarles fortuna, por una parte encontramos que para el 7% de la población basta "Creer en Dios" para lograr buena suerte. El 5% respondió que tener una "pata de conejo", así como encontrar un "trébol de 4 hojas" (4%) ayudan a conseguirla. Mientras que el 4% declara que "Ser positivo | Buena actitud" y "Ser trabajador" es lo que se necesita para obtenerla.
¿Qué cosas consideramos que pueden traernos la mala fortuna?, el 7% afirmó que "Tirar la sal" y encontrarse con "Un gato negro" podrían ser los causantes de atraer la mala suerte, en tanto el 6% cree que al "romper un espejo" y el 5% se lo atribuye a "pasar debajo de una escalera"
Hasta aquí la encuesta y cuando él o la supersticioso (a) cree que ciertas acciones (voluntarias o no) tales como rezos, ensalmos, conjuros, hechizos, maldiciones u otros rituales, pueden influir de manera trascendental en su vida, es cuando la realidad rebasa con su cotidianeidad y ya no valen las metáforas.

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