jueves, 24 de febrero de 2011


Punto de Vista
Mario Tassías

Es pura coincidencia

En abono de la cuenta de los mexicanos que hacen bromas incluso de la muerte, ahora comparto un texto que ahonda de manera subrepticia una opinión casi generalizada.
Va de cuento, un argumento al que prefirieron llamar "El Toro", podría intitularse con algo que hiciera mayor alusión a la acción en sí. Pero…
Cuenta la historia que un campesino tenía un toro semental. El mejor verraco de la región. Ese toro era su único patrimonio y como tal la única hacienda proveedora de ingresos.
Los ganaderos de la zona habían descubierto que aquel semental era el mejor reproductor y como tal cosa era buena para incrementar los hatos ganaderos, comenzaron a alquilar los servicios del toro para cruzarlo con sus vacas para mejorar las castas. De esa cruza se obtenían los mejores becerros, así el toro con fama y fortuna se convirtió en una buena fuente de entradas para aquel humilde hombre de campo.
Además el magnífico ejemplar era rendidor y rápido. No dejaba ninguna vaca fecunda o no, que le pasara cerca, y parecía que nunca se cansaría de engendrar. Era pues, un buen padrote.
Para no depender del campesino, un buen día, los hacendados decidieron comprar el toro.
Un representante de los ganaderos fue con el dueño del animal y de buenas a primeras le expuso el motivo de la visita intempestiva.
- Juan, ponle precio a tu toro que te lo vamos a comprar.
La propuesta significó una afrenta para el hombre que por lógica, no quería perder una importante fuente de ingresos. Ya habíamos dicho que era la única hacienda que le proveía de recursos económicos, así que pidió una cifra absurda con la intención de que fuera rechazada por los incipientes compradores.
Los hacendados, que por supuesto no se dejarían vencer en las primeras negociaciones. Decidieron formar un comité que se apersonó con el alcalde del pueblo para convencer a la autoridad municipal de adquirir un bien que podría beneficiar a toda la comarca.
Sensibilizado del problema, el presidente del ayuntamiento consultó con el cabildo sobre las bondades de la inversión y en sesión solemne dispuesta por unanimidad, aprobaron el acuerdo mediante el cual el ayuntamiento compraría al toro con fondos municipales y registrarían como patrimonio municipal el bien adquirido en beneficio de toda la comunidad.
El día de la inauguración de los servicios del toro, fue motivo de gran fiesta en el pueblo. Música de viento, cohetones y repicar de campanas fueron el marco festivo para el comienzo de una acción pública de trabajo en apoyo del mejoramiento genético.
Confiados de la calidad del semental, los ganaderos distribuyeron el orden por el cual el toro, pasaría revista a sus vacas para ser beneficiadas por el macho cornudo.
Dispuesto el lugar, a un lado de la plaza central del palacio municipal, con fotógrafos y camarógrafos dispuestos a eternizar el momento, con el alcalde pronunciando su discurso de inauguración, los ganaderos pusieron a la primera vaca y vaya desilusión. El toro pareció no darse por enterado.
- Debe ser la vaca- dijo uno.
- No, es que está muy flaca- razonó otro.
Le trajeron una gran campeona Holandesa, el toro la olfateó, y ¡nada! Le pasaron el hato entero, pero ¡el toro ni se inmutó!
El alcalde, furioso, llamó al ex-dueño y lo increpó a solucionar el problema. ¡Se había gastado el dinero de los contribuyentes y no quería pensar que todo fuera una estafa más!
El campesino se acercó al toro y le habló al oído:
- Que hacés hermano ¿No querés trabaja?
El toro lo miró detenidamente… y desperezándose, le respondió:
- ¡No me jodás hermano! ¡Ahora soy funcionario público!

No hay comentarios:

Publicar un comentario