miércoles, 16 de febrero de 2011

LOS FOCOS ROJOS
Augusto Solórzano


Atizar los fuegos, construir y creer en ídolos de barro, jamás será una buena idea; las conflagraciones arrasan, destruyen y las estatuillas se desmoronan y caen, lo mismo Chiapas, lo mismo México, lo mismo Túnez y ahora Egipto, Hosni Mubarak, se creyó soberano, atizó fuegos y cayó.
Corrupción, empobrecimiento de miles, millones de seres humanos, represión, ausencia de oportunidades para la juventud, desempleo, esperanzas perdidas. Igual aquí, igual allá y en todos lados del mundo. El dinero y bienestar tan solo para los unos y nada para los todos.
Entre México y Egipto casi nos hay diferencia; Dos generales con igual tiempo de dictadura, edad incluso (80 años), con los mismos aciertos y los mismos errores, el Gral. Porfirio Díaz avizoró signos de democracia para México, pero luego se perdió y el Gral., de las Fuerzas Armadas de Egipto, Hosni Mubarak, igual.
Al final como le pasó a Díaz, Mubarak se desmoronó como los ídolos de barro, ambos cayeron de la gracia del pueblo. La diferencia (aparte del Factbook y el Twitter), las fechas, pero, coincidentes en la terminación; el primero en 1910 con el inicio de la Revolución Mexicana y el segundo, 2010, con varios días de rebelión y el comienzo de la transición en ese pueblo, que decidió dar por terminado el reinado de quien se sintió "padre de la nación".
México, por encima de los aberrantes comparativos del conservador titular de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, de que la violencia es más en otros lados y menos aquí o que somos un paraíso para las inversiones, la verdad es que los mexicanos todos, nos encontramos ante un monstruoso espectáculo de barbarie y muerte.
Los especialistas nos enseñan que el fenómeno de la delincuencia organizada es producto de los efectos de una enfermedad, pero, no la enfermedad, por tanto el gobierno le toca atacar las causas para controlar los efectos. Oír y escuchar el grito de más de cien millones de mexicanos: Trabajo y empleo a más no poder, para la juventud que está prefiriendo morir a cambio de vivir un año con dinero, vino y mujeres con el narcotráfico.
Empleos, sí, muchos empleos y mucha, pero mucha educación, para que los menos sigamos vendiendo elotes hervidos y tamales y los más, se ocupen del campo, la industria, la economía nacional, su economía personal y bienestar para su familia como preconizó, quizá el más honesto de nuestros adalides, Don Benito Juárez García.
Y aquí en Chiapas, por lo que más quieran, eviten atizar los fuegos y sentirse dueños del planeta, porque, con otro Acteal (1997) u otro Golonchán (1983), para que queremos más. Tila, Bachajón, Tumbalá, Ocosingo, Venustiano Carranza y Motozintla "Los focos Rojos".

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