miércoles, 9 de febrero de 2011

Chispero político
Miguel Angel. Carrillo Barrios

BARBAJANES EN LAZARO; ADIOS DEBATE DE ALTURA

No cabe ni le menor duda que en México, todavía nos falta aprender a escuchar para debatir con civilidad, con frieza y sobre todo, que haya una objetividad; todavía no podemos darnos ese lujo y sucede eso tanto entre personas con grados académicos como con el más vil analfabeto; también se da entre altos funcionarios como en el más humilde empleado de todas las dependencias. Esto, es un problema cultural que debe fomentarse desde el seno familiar y las escuelas. Hoy, no hay el mínimo respeto para el interlocutor, se le arrebata la palabra y se habla al mismo tiempo y a resumidas cuentas nadie escucha a nadie y derivado de eso, se vuelve un diálogo de barbajanes y se usa un tiempo perdido. Hasta hace algunos buenos ayeres, los hijos jamás podían interferir la plática de los padres con otro adulto, había como castigo, por lo menos una trompada pero ahora, no solamente interfieren sino hasta la obstruyen y eso ha provocado que tengamos una sociedad que no sabe escuchar a sus interlocutores y realmente es vergonzoso que entre aquellos que se llaman o se apodan, más bien dicho, legisladores se dé ese tipo de incidentes vergonzosos en que impera el yoyo, la sinrazón, la carencia de argumentos y obviamente tan vergonzoso es que haya otro que secunde las vulgaridades y barbajanadas del inculto; pues hay que aludir aquel viejo refrán de que “cuando uno habla otro escucha”, pero pareciera que en los diputadillos de ulterior categoría que conforman, desgraciadamente, el congreso mexicano, existen puras personas incultas, prepotentes, y de paso imprudentes. Es urgente que esa regla se imponga en las escuelas como materia, es necesario que nos escuchemos y fundamentemos nuestros argumentos, que le permitamos a otros hablar con mesura y respeto, pues otro de los sabios refranes dice que “mientras el ignorante grita, el sabio calla”, pero esas reglas de la buena convivencia no la aprendieron los perredistas y panistas en la sociedad y creo que en el seno familiar tampoco las conocían porque nunca se las enseñaron. Qué vergüenza que esos bochornosos y despreciables papeles se proyecten a nivel internacional a través de los medios de comunicación y sobre todo cuando proviene de personas que representan a un conglomerado social.
UN DIA SIN PERIODISTAS; Y EL CASO ARISTEGUI QUÉ
Es triste decirlo pero en México, la mayoría de los grandes y medianos empresarios de la comunicación cesan y despiden a periodistas, como si fuéramos trabajadoras domésticas. Sólo por expresar un malestar o hablar verdades de la patrona, es cesado sin ningún recato, sin indemnización alguna y de paso, al periodista se le condiciona y se les cierran las puertas. El periodismo combativo y crítico, ahora tiene que refugiarse en las páginas web, en las redes sociales; no hay cabida para nosotros en ningún medio de comunicación financiado por el Estado, aunque muy claro lo decía aquel gobernante mexicano “no te pago para que me pegues”, lo que indica que todos aquellos que se jactan de libertades de expresión, que son respetuosos a los preceptos constitucionales en sus artículos 6 y 7; es falso y en algunas ocasiones, he llegado a comprender que la mayoría de los medios de comunicación no son instrumentos de crítica sino de alabos, de adulación al gran tlatoani en turno. En México no existe ley al respecto, púes la ley de imprenta que por allí, a veces la husmeamos los periodistas, es una ley que data de antes de 1917, y es claro decir que todas aquellas leyes anteriores al nacimiento de la Constitución Política Mexicana, quedaron abrogadas, sin efecto y sobre todo si eran contradictorias al contenido de la nueva Constitución; así es que las normas por la que nos regimos los periodistas simplemente están en algunos estados, regidas por códigos penales y hasta civiles, como es el caso de Chiapas donde se impone daño moral en caso de difamación. Pero en cuanto al caso de Carmen Aristegui, periodista aguerrida, son muy pocas las organizaciones periodísticas que han mostrado su solidaridad, muy pocos periodistas se atreven a hablar de ella, pues la empresa propiedad de Felipe Calderón denominada MVS la despidió de su noticiario sin mediar explicación alguna. En México los periodistas somos víctimas de censuras y no por parte del gobierno sino por parte de los empresarios de la comunicación mismos que coludidos con el gobierno, hacen lo que se les viene en gana. En México, para criticar a un funcionario, cual sea su nivel, es necesario tener línea, debe el mismo gobierno ordenar a quién hay que “darle” o combatir sin piedad alguna, es más, cuando hay consigna, el mismo poder te da las herramientas, las facilidades y hasta los elementos, datos y medios para la destrucción de alguien que no es grato al sistema en turno. Si no se cree, pregúntenselo a Andrés Manuel López Obrador y a cientos de funcionarios que han sido destruidos de por vida en su carrera política. Desafortunadamente, el caso de Carmen Aristegui, es totalmente penoso en cuanto a la supresión de la palabra por parte de la empresa y es de suponerse por presiones del actual sistema. Pero, al fin y al cabo, Carmen tenía una relación contractual con la empresa, pero han miles y miles de periodistas ni siquiera tienen un contrato laboral con las empresas de comunicación, se les paga, a veces por nota publicada y en muchas ocasiones, ni siquiera se les paga, la mayoría escribe por placer o ejercicio que se convierte en nosotros como una adicción incapaz de superar, somos periodistas que cuando no expresamos nuestra crítica o no comunicamos lo que vemos o sabemos o entrevistamos nos volvemos inquietos; de aquellos periodistas que nos enfada el gandallismo, que nos enfurecen las injusticias y que gracias al espacio que nos dan, podemos dar voz a los que no la tienen. El día que todos esos periodistas nos acallen suprimiéndonos todos los medios con que contamos o cuando las balas traspasen nuestros cuerpos, entonces será la sociedad la que quedará sin voz y los políticos y funcionarios no podrán difundir las mentiras y aberraciones que los glorifican y justifican ante esa sociedad ávida de saber y de denunciar.
LAS MALAS CARRETERAS AHUYENTAN EL TURISMO EN CHIAPAS
Hay que decirlo y con todo el peso de las criticas. Los gobiernos de Chiapas, han sido incapaces de remediar el abuso de todos aquellos que “surrándose” en lo dispuesto por el Código Penal, relacionado con la obstrucción de vías de comunicación federal o estatal, han colocado cientos de miles de bardas, topes y vibradores que carecen de la más mínima justificación. En Chiapas, es muy común encontrar grandes topes precisamente donde se sitúan las cantinas, los centros de distribución de bebidas embriagantes que no en escuelas o lugares de alta concurrencia; los chiapanecos prefieren rifarse la vida atravesando las calles de alto flujo vehicular que pasar por los puentes peatonales. Es común ver infinidad de topes en calles recientemente pavimentadas o precisamente en lugares desolados, obscuros y sin que haya hogares cercanos. El caso más típico es Frontera Comalapa, donde realmente debe intervenir la autoridad estatal para ordenar la eliminación de tantos topes que destruyen los automóviles compactos, pues se sitúa una barda a casi 20 metros, principalmente sobre la carretera que conduce hacia la zona sierra; otro de los lugares que debe verse inmediatamente es la carretera que conduce de Puerto Arista hacia Boca del Cielo, pues en un tramo no mayor de dos kilómetros existen 33 topes de mediana y gran altura, donde los habitantes se ríen cuando los vehículos pasan averiándose el chasis. Muchos de estos casos habría que analizar pues encontrarse una carretera con estos tropiezos ahuyenta el turismo y sobre todo en la zona costa, donde los puentes vacacionales arriban miles y miles de turistas y paseantes que, sin duda alguna, se llevan la impresión de que en Chiapas, habemos puros tarados, que no tenemos ni siquiera, la capacidad para poder atravesar una calle sin ser atropelladlos o que realmente padecemos alguna deficiencia mental que os impide ser capaces de percatarnos del peligro que implica un carro en movimiento. Por lo cual, urge eliminar cuantos y tantos cientos de miles de topes que son el lujo y la presentación del Estado de Chiapas ante el turismo nacional e internacional.

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