jueves, 2 de diciembre de 2010

Chispero político
Miguel Angel. Carrillo Barrios


LAS CANDIDATURAS CIUDADANAS DEBEN IMPULSARSE EN MEXICO

Para evitar que los partidos políticos se sigan conformando como verdaderos comerciantes de la política en México, deben operar las candidaturas ciudadanas y que sea el pueblo a través de organismos, plebiscitos o referéndums los que elijan a sus candidatos. En la actualidad, los señores que manipulan los partidos políticos, son los que determinan a quién hacer candidatos a regidor, presidente municipal, diputado local, federal, senador y hasta gobernador y presidente del país. Todos esos sujetos, a pesar de que constitucionalmente, se autonombran representantes populares, carecen del mínimo consenso y en ocasiones, ni siquiera los conocen los ciudadanos a quienes dicen representar. Lamentablemente, México inmerso en un régimen de partidocracia, muy lejos del concepto democrático que invocan nuestros gobernantes, por el que se gastan miles de millones de pesos para costear esa democracia aparente que deja mucho qué desear, para pagar jugosos salarios a los amigos, para coaligarse y derrochar el poco dinero que México necesita para alcanzar su desarrollo. Las candidaturas ciudadanas, deben iniciarse quizá, mediante el uso de los instrumentos del referéndum o del plebiscito que son los instrumentos legales que dan legitimidad a los gobiernos, ya que en la actualidad, en un 98 por ciento, los que se apodan representantes poseen solamente la legalidad y no la legitimidad en el cargo que ostentan. Sin embargo, una de las estériles luchas del gobierno de Calderón, es lograr que los diputados locales, federales y alcaldes logren reelegirse aunque sean del todo ajenos a la voluntad del pueblo, aunque gocen de la más amplia antipatía y aunque sean de aquellos que carecen de toda legitimidad. Creo que uno de los proyectos calderonistas que más elogiables son para el pueblo, es aquel de reducir las grandes cantidades de diputados locales y federales, senadores y regidores plurinominales, mismos que representan una pesada carga de parásitos del presupuesto mexicano. Eliminar a estos parásitos representaría una suma adecuada con la que se podrían pavimentar muchas calles o construir algunas aulas, de las que carecemos en el México actual. Se ha dicho hasta la saciedad que para que haya legitimidad, aunque sea a medias, entre los que ocupan cargos de elección popular, es necesario la segunda vuelta en caso de no obtener el 50% de los votos que contempla el padrón electoral. Como es conocido, en México, todos los políticos tienen miedo a enfrentar este rubro, debido a su antipatía, su impopularidad y el cúmulo de ofrecimientos vagos e incumplidos que realizan cada vez que les da por embutirse en un cargo.
REETIQUETACIONES Y ALZA DE PRECIOS; SON EL PLATILLO DEL DIA
Como es cotidiano, cada fin año en que empieza a fluir el circulante, los comerciantes hacen su agosto en pleno diciembre. Alteran los precios a su antojo, reetiquetan el precio de sus productos, especulan con ellos y en ocasiones, ponen a la venta una serie de productos dañados, de acuerdo a las leyes civiles, están cometiendo el rubro de vicios ocultos. La mayoría de las personas, influidos por las supuestas ofertas y su baja o casi nula cultura de ahorro, despilfarran sus pocos ingresos como lo es el aguinaldo, primas vacacionales, bonos o préstamos en la compra de productos superfluos; todo dentro de las corrientes capitalistas y el consumismo. En estas fechas, hasta el más humilde se siente rico comprando productos innecesarios, caros y hasta de mala calidad. Tanto la piratería como el comercio organizado hacen del consumidor, un verdadero objeto de mercadotecnia y así sucesivamente se llega a la cuesta de enero cuando un90 por ciento de los mexicanos quedan con los brazos cruzados, con deudas y sin un solo peso para poder costear los gastos que en casa se exige.
En reiteradas ocasiones se ha dicho hasta la saciedad que la Procuraduría Federal del Consumidor, no tiene razón de existir, es una institución carente de capacidad para afrontar la voracidad de los comerciantes, quienes realmente no tienen límites, no tienen respeto a nadie y menos a los que representan a esas instituciones debido a que muchos son de la misma calaña y no tienen interés en proteger al consumidor.

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