miércoles, 20 de enero de 2010

Opinión

RECOLETOS
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AYUDA URGENTE. Nadie puede permanecer indolente ante el sufrimiento de un pueblo hermano: Haití, en donde hoy como nunca lacera el sufrimiento de la gente que, aunque acostumbrada a padecer el hambre de la pobreza extrema, ahora está muriendo por la falta de lo más esencial para sobrevivir: el terremoto se lo llevó.
PERDIENDO TODO. ¿Qué puede perder quien no tiene nada? La vida y la dignidad. Eso es lo que están perdiendo los haitianos que luego del terremoto que dejó a 3 millones de damnificados y que mató de 50 a 100 mil habitantes –dependiendo de la fuente–, ahora tiene que sepultar a sus miles de muertos en fosas comunes: sin servicios religiosos, sin siquiera dejar constancia de sus nombres; enterrarlos apresuradamente y sin dignidad para evitar, en lo posible, las amenazas de epidemias.
ALTRUISMO INERCIAL. Las 30 principales empresas de los EEUU aportaron de forma inmediata 1 millón de dólares cada una, el gobierno de ese país ha enviado tropas (10 mil hombres) equipo, alimentos y a dispuesto un gran cantidad de dinero para la reconstrucción. Independientemente de que al presidente de aquella nación y a su país les vaya a servir de mucho en su imagen y posicionamiento, la ayuda que están proporcionando es verdaderamente invaluable.
¿Y EN MÉXICO? Nuestro país y su enigmático surrealismo. Los grandes empresarios han brillado por su ausencia, incluso, aquellos huéspedes asiduos de “Forbes” no se asemejan para nada en altruismo a los de otras latitudes –ya cooperaran a regañadientes y a destiempo. Por el lado del gobierno federal, no reaccionó quien debía haberlo hecho: la Secretaria de Relaciones Exteriores sigue en su letargo; en cambio, el Ejército y la Armada de inmediato se pusieron manos a la obra.
¿Y EN LA ALDEA? Casi ningún grupo “organizado” de la ciudad: organismos empresariales, sociales, colegiados, escolares, etc., etc., etc., fueron capaces de organizar alguna recolecta, y digo casi, porque habrá que reconocer al Obispo de la Diócesis aldeana como la única voz que llamó a apiadarse de los hermanos haitianos en este, nuestro desierto de la indolencia.
RIO REVUELTO. Cuando llegan las crisis: terremotos, huracanes, inundaciones, etc., la clase política siempre trata de sacar raja del sufrimiento de la gente; incluso, las grandes empresas recolectoras, acaban teniendo enormes beneficios fiscales; pero mi estimado lector, después hacemos análisis y política, ahora es tiempo de ayudar.
¿CÓMO AYUDAR? La manera que está al alcance de la mayoría de los que podemos hacerlo es a través de la compañía telefónica o de la de telefonía celular: la fundación Carlos Slim se comprometió a aportar un peso por cada peso que la ciudadanía done. Si usted está consternado por el sufrimiento de Haití, puede cooperar de 100, 200, 300 o 500 pesos marcando desde su teléfono residencial al número *7777 o envía un SMS (plan renta) al 8888 con el monto a donar. Lo urgente ahora es cooperar con nuestro granito de arena o. . . Usted. . . ¿Qué Piensa?

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