CAFÉ PARA TODOS
Alberto Carbot
* COMPROMISO DEL GOBIERNO FEDERAL CON LA FUNDACIÓN HÉCTOR GARCÍA, DURANTE EL HOMENAJE EN BELLAS ARTES
* UNA ENCUESTA DIRIGIDA, PARA FAVORECER A LOPEZ OBRADOR NO PINTA LA REALIDAD ELECTORAL
Héctor García, el último de los grandes fotógrafos mexicanos herederos de Manuel Álvarez Bravo -de quien fue alumno-, falleció el pasado sábado 2 de junio en su casa de la Ciudad de México, debido a una insuficiencia cardíaca.
La fraterna amistad que mantuvimos durante casi 35 años, en la que convivimos de manera cotidiana en las más diversas circunstancias, lo mismo en el ámbito profesional, que familiar, me da la autoridad para hablar de él, por lo que a invitación de María, su hoy viuda, con quien también me unen inalterables lazos de afecto, participé en el homenaje de cuerpo presente que el pasado domingo se realizó en su honor, en el Palacio de Bellas Artes.
Y qué mejor reconocimiento pudo hacérsele a Héctor García, que el que gobierno federal por fin haya decidido apoyar a la Fundación que lleva su nombre y que preside su esposa María García, para preservar su enorme acervo fotográfico, en beneficio de México, país que desgraciadamente, se está quedando en la orfandad cultural con la muerte de las grandes figuras como Gabriel Vargas, padre de la Familia Burrón, Carlos Monsiváis y más recientemente, del escritor Carlos Fuentes, por citar sólo algunos de los íconos más representativos del país.
Y como suele acontecer, sólo hasta la muerte de Héctor García -pues no lo hizo cuando aún vivía el laureado fotógrafo-, y después de que durante mi alocución solicité dicho apoyo, lo anunció la titular de Conaculta Consuelo Sáizar, quien por fortuna sólo administrará por 6 meses más los recursos públicos destinados al fomento de la cultura en México, recursos que no son suyos, ni debieran estar sujetos a sus caprichos, filias y fobias o a sus frecuentes cambios humorales.
Dijo que había girado instrucciones al director del Centro de la Imagen, Alejandro Castellanos, para trabajar en la protección del acervo. "No quisiera despedirme sin tomar el compromiso de la digitalización y la construcción de las bóvedas" que preservarán sus negativos.
Ojalá cumpla con la Fundación; es lo menos que puede hacer ante ese compromiso público.
Héctor García, casi puedo asegurarlo, nació con una cámara entre las manos, fue el niño que al paso del tiempo, así se robó la luz, señalé durante sus exequias en Bellas Artes,
Nos hicimos amigos, de él y de su esposa María, hace ya muchos años, más de 34, y esa relación familiar me permitió conocer muy de cerca a este gran hombre, uno de los fotógrafos mexicanos más célebres.
Sin duda, esta intimidad familiar también me hizo un periodista privilegiado, pues tanto él como María, me permitieron acceder libremente a ese importante acervo que conforman más de un millón de negativos y fotografías que él realizó en casi 70 años de trabajo ininterrumpido.
"Héctor" le llamábamos de manera coloquial quienes tuvimos el privilegio de conocerlo en el quehacer profesional y aún más, en familia, aunque, debo decirlo, cuando no estábamos frente a él, con reverencia le llamábamos Maestro, con mayúsculas, porque definitivamente se lo había ganado a pulso.
Fue fundador de la revista Gentesur a mi cargo y en ella, por espacio de 13 años, escribió la columna "Chiles verdes", que luego fue compendiada por Dionisio Morales, en un libro que publicó la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Por esa amistad fraterna, una relación casi padre-hijo-hermanos, demostró su confianza al darnos la oportunidad de escoger el título, las fotografías y aprobar el texto de su biografía "Pata de Perro", escrito por Norma Inés Rivera, que fue presentado hace poco más de 3 años en el mismo recinto de Bellas Artes.
Cuando platicábamos, le decía que era un hombre privilegiado porque tuvo la enorme fortuna de conocer y captar con su lente, a cientos de los personajes que forman parte de la historia política, cultural y artística del país y el mundo entero.
Y allí están, por ejemplo, Manuel Álvarez Bravo, Diego Rivera, Pedro Infante, El Indio Fernández, Luis Buñuel, Tin Tan, Elizabeth Taylor, María Félix, Fernando Benítez, Juan de la Cabada, Alberto Gironella, Elena Poniatowska, José Pagés, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Brigitte Bardot, José Clemente Orozco, Gerardo Murillo, el doctor Atl, Diego Rivera, Frida Kalho, Carlos Fuentes, Manuel Benítez El Cordobés y decenas de personajes más.
Héctor retrató también a los personajes del otro México, de ese México que aún sigue latente: a los personajes cotidianos, a los campesinos, a los obreros, a los estudiantes y los maestros en lucha y también a quienes conforman el inframundo de la pobreza y que tuvieron cabida en sus célebres documentales gráficos.
Héctor -aseguró una vez el colega Fernando Belmont, otro dilecto amigo del Maestro-, captó imágenes testimoniales de la realidad social y política de un país, que aspiraba a la consolidación de su modernidad.
De un México con ganas de ser grande, y una capital orgullosa de su cosmopolitismo; con sus avenidas elegantes y atrayentes a los turistas; sus teatros, cabarets, salones de baile, cines y restaurantes de postín, pero con un traspatio donde confluyen paralelamente historias de acritud, en las que los verdaderos protagonistas eran, como lo son hoy, la pobreza, la ignorancia y la injusticia social.
Historias muy semejantes a las descritas por Luis Buñuel en "Los olvidados", donde retrata, al igual que Héctor, a un México sin maquillaje.
HÉCTOR GARCÍA, UN APASIONADO DEL PERIODISMO
Héctor García, como así lo revelaba, era un apasionado del periodismo, un trabajo que él mismo definió en su biografía, una labor muy cercana a la tragedia y a la muerte, pero que también permite convivir con la comedia y la frivolidad.
Por la mañana -decía - un reportero o fotógrafo pueden cubrir un acto político, en la tarde uno religioso y por la noche, captar el atractivo de un cabaret. Es decir, en un mismo rollo pueden convivir los políticos y sus discursos, los curas en comunión y las chicas del centro nocturno.
Eso es lo fascinante de este oficio lleno de contrastes, comentaba Héctor.
Su vida como gran conversador, viajero, lector voraz, políglota, amante de los buenos tragos y la comida, de trasnochador y de animal nocturno, fue pródiga.
A ése y otros ambientes también se habituó desde muy joven, cuando trabajaba en Cine Mundial y otros medios informativos e incursionaba en los grandes centros del espectáculo, donde actuaban las estrellas más connotadas de la década de los años 50 y 60, y también a las carpas, donde retrataba sin cesar a las jóvenes bailarinas, de los cabarets de medio pelo, entre el humo de cigarros y las botellas.
El quehacer periodístico está lleno de grandes satisfacciones, responsabilidades y muchos riesgos. Ese fue el mundo de Héctor, un gran amigo, quien poseía de hecho una extraordinaria capacidad discursiva y qué bueno que no se dedicó de lleno al periodismo escrito, porque nos hubiese cerrado los espacios a muchos de quienes nos dedicamos principalmente a ello.
"Soy un metiche preguntón", decía simplemente, sin el menor sonrojo, cuando en su compañía, yo o algunos colegas, teníamos el privilegio de tenerlo como compañero durante una entrevista o reportaje.
Quiero decir con honestidad, para reconocer el trabajo de muchos profesionales del periodismo gráfico, a quienes sin rubor sus pares del periodismo escrito desdeñan -y afortunadamente hoy son los menos-, que antes, era común que cuando le preguntaban a un reportero con quién venía a la entrevista o al reportaje, este dijera con aires de suficiencia, "vengo con mi fotógrafo".
Sin embargo, en las aventuras periodísticas en las que tuve el privilegio de contar con la participación del Maestro, cuando me preguntaban, yo respondía: Soy Alberto Carbot, "el reportero" de Héctor García".
Son mil facetas las que podría hablar del gran Maestro, el laureado fotorreportero, pero también habría que conocer al otro Héctor, el paciente cuenta cuentos infantiles, que en casa era el narrador oficial de las historias que teatralmente escenificaban nuestras entonces pequeñas hijas Amparo, la hija de Héctor y María, y Annick y Andrea, las hijas de Norma Inés y mías.
Héctor, en su libro de Memorias, Pata de Perro, expresó: "Ojalá todos los niños de México, especialmente los niños de la calle -como alguna vez lo fue el propio Héctor García-, pudieran también ser hombres con suerte como él, que encontró gente buena, que lo ayudó, que confió en ese niño de la Candelaria de Los Patos y le tendió la mano; porque jamás olvidó que hace muchos años, también había dormido en la calle, cobijado solamente por periódicos, con la única compañía de unos perros tan desamparados y hambrientos como él.
Durante su prolongado período de 7 años atado a una cama -producto de un infortunado accidente en su casa, el 30 de mayo del 2005, que le fracturó la cadera y a la postre lo condenó a desplazarse en una silla de ruedas-, Héctor estuvo siempre apoyado amorosamente por su esposa María, y auxiliado por su fiel asistente Ignacio del Monte.
El maestro, al par de lamentar su infortunada incapacidad física, decía que había muchas cosas que hubiese querido hacer de nuevo, como levantarse, salir a la calle, volver a ser el vago de antaño y seguir disparando su cámara sin descanso.
"Si un día quise pedirle algo a Dios -decía Héctor -, fue un rollo fotográfico que no se acabara nunca".
Y qué otra cosa hubiese podido pedirle a Dios ese viejo pata de perro, cuyas cenizas descansarán dentro de un nicho en las paredes de la Fundación Héctor García, ubicada en las calles de Cumbres de Maltrata de la ciudad de México, muy cerca de su casa. Hasta siempre, maestro.
GRANOS DE CAFÉ
La mal llamada "Primavera Mexicana" quizá tenga como peculiaridad que no protesta contra una dictadura y ni siquiera contra un gobierno autoritario, sino contra un candidato presidencial y eso es un tema coyuntural en tiempos electorales.
Por lo tanto, seguramente será un movimiento efímero, a menos que los dirigentes del famoso "Yo soy 132" tengan el coraje y el compromiso real para darle continuidad después de las elecciones del 1 de julio próximo, ya no contra el casi seguro ganador de la contienda, Peña Nieto, sino para de verdad sumarse para corregir el cúmulo de desigualdades, errores e injusticias del México actual.
La protesta generó una percepción en el sentido de que Peña Nieto gozaría de menos respaldo del que se cree. Sin embargo, en el estricto sentido de la real politik, no son del todo representativas del grueso de la población joven, pues se estima que hay en México unos 14 millones y que son 2 y medio los que cursan estudios universitarios, la mayoría en centros urbanos.
Así que haciendo cuentas, quienes creen que la idea de que Enrique Peña Nieto es repudiado por la mayoría de los jóvenes, están haciendo menos a los "ninis", que se estima son unos 7 millones y a otros más que sí trabajan y no necesariamente viven en zonas urbanas.
De modo que traspolar lo que ocurre en las redes sociales hacia las encuestas puede ser un ejercicio muy poco preciso.
Y en medio de la rebatinga electoral, pareciera que las empresas dedicadas a recabar estudios de opinión también hacen sus apuestas.
Porque, como reconoce cualquier sociólogo y politólogo, las encuestas no deciden una elección pero sí crean una idea, una percepción sobre el equilibrio de fuerzas reinante.
Según los expertos, la mayoría de los que votarán por el que puede ganar -o contra el que no quieren que gane-, favorecen al aspirante del PRI.
El propio Vicente Fox ya comenzó a promover el voto útil hacia Peña Nieto y este domingo llamó a los mexicanos a "cerrar filas" en torno al candidato a la presidencia con más posibilidades de ganar en los comicios del 1 de julio próximo, que a su juicio es el priísta.
"Yo no creo en generación espontánea, simple y sencillamente no creo posible que 100, 500 o mil jóvenes se pongan de acuerdo de la noche a la mañana en un tema a seguir, simple y sencillamente alguien armó esto detrás", indicó Vicente Fox.
Fox dijo que "es claro que se perfila un ganador" y rechazó los sondeos que ubican a López Obrador en una cerrada disputa con Peña, al considerar que el primero ha sido "inflado artificialmente", haciendo referencia a la encuesta del periódico "Reforma".
Claro, pocos se atreven a asegurar que los "resultados" de la encuesta del diario capitalino se obtuvieron en base a un estudio serio, y más bien se atribuyen a las gestiones "diplomáticas" del tabasqueño y su equipo de campaña, con Alejandro Junco de la Vega, el propietario de "Reforma", quien seguramente quiso curarse en salud frente a López Obrador y asegurar sus intereses en un hipotético -y casi imposible, diría yo-, triunfo del candidato de la izquierda.
Hay que recordar simplemente que Andrés Manuel López Obrador comienza ya a ser víctima de fuertes cuestionamientos por diversas causas, principalmente por la noticia difundida la semana pasada en el diario "El Universal", que dio a conocer un audio donde, durante una cena en la capital mexicana, el estratega electoral uruguayo Luis Costa Bonino solicitó a empresarios locales 6 millones de dólares para apoyarlo.
López Obrador, como es su costumbre, se desvinculó del hecho al afirmar que nunca ha solicitado dinero para su campaña y señaló estar dispuesto incluso a comparecer ante la autoridad electoral para responder a las denuncias, pero sus adversarios le exigieron aclarar estos señalamientos.
Aunque el torpedo no alcanzó a causar graves daños bajo la línea de flotación de su barco, ciertamente sí lo zarandeó lo suficiente como para que el domingo hiciera públicos sus gastos de campaña, para desmentir que haya recibido aportaciones millonarias de hombres de negocios.
El candidato de las izquierdas dijo que en 2 meses ha gastado casi 185 millones de pesos e incluso señaló que recibe pequeños aportes para gasolina de la gente que se le acerca en sus actos de campaña, pero no ha explicado cómo ha logrado mantenerse en campaña permanente durante los últimos 5 años y cómo ha obtenido los recursos necesarios para ella.
El tema, por fuerza, será la comidilla del día del segundo debate. Al tiempo.
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