¿ATENTADO POR PEMEX?
México, D. F., a 4 de febrero de 2013
Si la explosión en las oficinas centrales de Pemex fue producto de cualquiera otra circunstancia, menos de un atentado, ¿cuáles son los motivos para que las autoridades se frenen para dar la información de manera que permita a la comunidad tener certeza en los resultados de las investigaciones? En la anterior A vuelapluma expresamos que finalmente la verdad saldría por conductos oficiales o extraoficiales y esto, al parecer, ya ocurre.
La mañana del primero de febrero ya se corría el rumor de que la noche anterior, los topos encontraron dos cargas explosivas sin detonar. Esto habría ocurrido precisamente minutos antes del reporte del periodista Salvador Maceda, ya narrado también. En aquellos momentos del jueves 31 de enero salieron del lugar dos camiones que presuntamente transportaban picos y palas pero, curiosamente, iban fuertemente custodiados. Al parecer transportaban las cargas de los explosivos plásticos no detonados, 540 gramos.
Tras la lectura de la columna titulada ¿Zona Cero? ¡Cero Mentiras!, un experto, perito en explosivos me escribió: “OK, muy en el blanco, tienes razón en general” y destacó:
“Técnicamente, el evento fue así de ‘demoledor’ porque provino de/desde un impacto sónico —de una deflagración explosiva (muy seguramente originada en explosivos de tipo ‘plástico’ (la dinamita y Pablo Escobar ya pasaron a la historia)—, y no hay fuego/humo porque ‘la combustión’, es instantánea; lo buscado en el diseño del intrusor, es generar una ‘onda de choque’ para un radio de efecto predecible (si observas las imágenes de las losas del piso 1, ‘que colapsó’ hacia el sentido ‘sótano’ (de abajo), se aprecia como si un gran mazo la hubiera impactado ‘al centro’). Estas son operaciones similares a las de ‘cortar puentes’ o tirar edificaciones de modo ‘limpio’”.
La anterior información ya salió del ámbito nacional y la compañía texana de inteligencia Stratfor se hizo eco de los rumores, por lo que “si las conjeturas sobre una causa no accidental del hecho son ciertas, el nuevo gobierno en México se enfrentaría a varios desafíos políticos, como la intimidación criminal y disputas políticas alrededor de la reforma a Pemex, que busca aumentar la producción de petróleo y de gas natural. La empresa proporciona entre el 30 % y el 40 % del presupuesto nacional”.
Esta información fue publicada el 3 de febrero por CNN en español (http://cnnespanol.cnn.com/2013/02/03/compania-de-inteligencia-se-hace-eco-de-los-rumores-de-atentado-en-la-explosion-en-pemex/) y agrega: “El análisis de Stratfor sugiere que si la explosión llegase a ser un ataque, la explicación estaría en los intereses dentro de Pemex frente a la búsqueda de eficiencia de parte del gobierno del presidente Peña Nieto. Las reformas impedirían que algunos funcionarios tengan acceso a los fondos de la compañía y presuntamente se ha discutido que la nueva dirigencia de la empresa despediría a miles de empleados. Así, las tensiones dentro de Pemex y del Partido Revolucionario Institucional —cercano a los líderes sindicales de la compañía— podrían ser un factor de peso dentro de la investigación”.
La empresa estadounidense pone el dedo en la llaga al indicar que “las tensiones” dentro de Pemex y del PRI “podrían ser un factor de peso dentro de la investigación”. Es decir, que ya existiría en el partido en el poder, una pugna entre los diversos grupos que el año pasado se unieron para recuperar la presidencia.
El actual director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin es hijo de Emilio Lozoya Thalmann, quien fuera director general del ISSSTE y terminara el sexenio de su amigo Carlos
Salinas de Gortari como Secretario de Energía. Lozoya Thalmann fue quien presuntamente habría ofrecido total certeza y seguridad a un grupo de empresarios japoneses, en diciembre de 1993, para invertir en México porque el grupo en el poder, en ese momento liderado por Salinas de Gortari, tendría la Presidencia de México durante 25 años más.
Otro dato es que Lozoya Austin es un cercano a otro de los hombres fuertes de Salinas de Gortari, Pedro Aspe Armella.
Los intereses por dirigir el futuro de la compañía estatal y la forma cómo explicarlo podrían ser los motivos por los cuáles no se da, ni se dará a conocer la verdad. Hacerlo pondría al actual gobierno y su partido en una mala situación frente a los mexicanos por las personas fallecidas, por lo que nuevamente los mexicanos nos quedaremos con la duda. Los hechos, sin embargo, están a la vista.
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