VANDALISMO Y "GRAFFITI" GRAVE
PROBLEMA SOCIAL PARA CHIAPAS
Augusto Solórzano López
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, miércoles 30 de enero 2013.- El vandalismo y presuntos "artistas" del "graffiti", siguen siendo un problema social y un dolor de cabeza para las autoridades de las principales ciudades de Chiapas.
Por todos lados vemos paredes "embarradas" de "jeroglíficos" y de "trazos" de tonterías que en la mayoría de las veces solo sirven para dar un mal aspecto a las ciudades como el caso de la capital de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez.
Hace exactamente dos meses, el viernes 30 de noviembre 2012 en este mismo espacio anotamos la "huella" del vandalismo y sus estragos incluso en monumentos del centro y área conurbana en donde "se pintan solos para destruir y ensuciar paredes".
Ejemplos en todas partes de la gran ciudad, dizque porque "marcan su territorio", pero, más que eso, tal parece que todo viene siendo un reto para las autoridades municipales, estatales y nacionales.
El monumento a Don Salomón González Blanco, es un referente claro; en noviembre 2012 el presidente Felipe Granda ordenó borrar el "graffiti" si así se puede llamar, limpió y pintó y hasta puso vigilancia que no tardó mucho.
Al poco tiempo apareció nuevamente el vandalismo y fue pintarrajeado de nuevo. Llegó Samuel Toledo Córdova y dispuso su limpieza y corrección de parrillas, alumbrado y de nuevo la pintura. Y, a pocos días otras vez los "dibujos"
El 15 de enero por tercera ocasión fue borrado el graffiti por el municipio y quedó bien. Hoy de nueva cuenta vuelve a ocurrir exactamente lo mismo. La pinta grotesca aparece una vez más. Se agradece que no hayan hecho daño al emparrillado y luz.
La fórmula "graffiti"/vándalos defienden posturas y se definen como una expresión urbana de rebeldía que se abre paso a costa de lo que sea y por regla general operan bajo la penumbra de la noche, en un abierto reto a la sociedad y autoridades.
Cierto, hay satírica y crítica en la auténtica expresión, pero, lo que vemos en Tuxtla Gutiérrez y otras partes de Chiapas son un remedo de graffiti, que lejos de tener sentido es una ofensa para la población y visitantes.
No es posible generalizar porque seguramente entre esa "banda" de jovenes seguramente hay buenos graffiteros, pero, la gran mayoría son una caterva de malandrines, adictos al alcohol y enervantes que merecen otro tipo de atención.
Quizá, un programa dedicado para ellas y ellos y que comprenda desde sanciones y castigo, hasta mejores oportunidades derivadas de pobreza, educación, salud, empleo y demás que es donde se reclinan todos para gozar de impunidad.
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