jueves, 9 de febrero de 2012
Felipe Arizmendi Esquivel
Exhorta a senadores a defender la laicidad del Estado
• Afirma que si se lograra la mayor libertad religiosa, todas las religiones saldrían beneficiadas.
Janet Hernández Cruz
La Cámara de Diputados de nuestro país aprobó un cambio al artículo 24 de la Constitución, con la intención de ampliar la libertad religiosa para todos los ciudadanos, creyentes y no creyentes, el texto está ahora en el Senado, para ser ratificado, modificado o congelado, señala monseñor Felipe Arizmendi Esquivel en su mensaje semanal.
Indica que se han vertido muchas opiniones al respecto, de las cuales algunas son fruto de la ignorancia de lo que implica la libertad religiosa, ya que la reducen a libertad de creencias y de prácticas cultuales, que ya está reconocida en las leyes, “debe abarcar también la libertad de expresión, de manifestación y de conciencia, entre otras cosas”.
Explica que muchos ni siquiera conocen el texto que aprobaron los diputados, “por cierto no es un gran avance; al contrario, remacha candados en contra de nuestra obligación de predicar lo que es conforme a nuestra fe y denunciar lo opuesto, sobre todo en tiempos electorales, otros se imaginan que intentamos avasallar al Estado y a los ciudadanos, algunos legisladores nos quisieran calladitos y sin recursos de defensa de nuestros derechos”, asevera el obispo de la Diócesis de San Cristóbal.
Detalla que algunos aventuran que se pretende privilegiar a la Iglesia Católica, en detrimento de otras confesiones, lo cual dice es totalmente falso, ya que si se lograra la mayor libertad religiosa que se exige, todas las religiones saldrían beneficiadas, “se lograría, por ejemplo, que las emisoras de radio evangélicas, ahora extralegales, fueran legales, para nada se afectaría a los no creyentes”.
El prelado refiere que otros alegan que se pretende atentar contra el Estado laico, contra la separación entre Iglesia y Estado, “nada más ajeno a la verdad, un Estado laicista es antidemocrático y dictatorial, pues impone una sola forma de pensamiento y de acción, un Estado laico, entendido como respetuoso de las opciones de los ciudadanos en materia religiosa, siempre es saludable y bienvenido, no teman, pues, que la jerarquía católica pretenda imponer una religión al Estado y a la ciudadanía”.
Arizmendi Esquivel propone a los senadores a que defiendan la laicidad del Estado, asegurando que un Estado confesional estaría fuera de época, por ellos los exhorta a analizar las propuestas, con apertura de mente y de corazón, sin contaminar su decisión con prejuicios de hechos pasados de la Iglesia, que ya no corresponden al presente.
“Reconocemos excesos en otros tiempos, ahora ya rebasados, se pide libertad religiosa amplia y verdadera para todos, conozcan otras legislaciones y experiencias, comparen nuestras leyes con los tratados ratificados por el propio Senado, no coarten ni limiten un derecho humano” concluye el obispo.
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