jueves, 17 de noviembre de 2011
Los gobernantes deben manifestar su fe, no deben ocultarla ni avergonzarse de ella: FAE
Janet Hernández Cruz
El obispo de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, dio a conocer a través de su mensaje semanal, que varias voces le han recriminado al Presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa por manifestar su fe en repetidas ocasiones, ya que dicen que con esto viola el estado laico y la separación con las iglesias.“Con motivo del accidente aéreo en que perdieron la vida el Secretario de Gobernación y varios de sus colaboradores, el Presidente de la República ofreció públicamente oraciones por su eterno descanso. Cuando inauguró la Plaza Mariana frente a la Basílica de Guadalupe, dio testimonio de su fe. En otra ocasión, al explicar por qué tantos jóvenes van por caminos negativos, dijo que en parte se debe también a no creer en Dios”, señaló monseñor.Así también cito cuando el presidente viajó a Roma cuando se declaró beato a Juan Pablo II y le entregó al Papa Benedicto XVI una invitación formal para venir a México, “esto con la intención de que nos ayude en los múltiples problemas que padecemos, cuando nos invitó hace poco a los obispos del país a cenar en la residencia oficial de Los Pinos, nos reiteró ser católico, aunque dijo de sí mismo ser un mal católico”.Arizmendi Esquivel, indica que muchas personas sostienen que al mandatario federal le asiste todo el derecho de tener la religión que prefiera, pero que no la debe expresar en público, sino sólo en su vida privada y quienes le reprochan esto son secularistas y agnósticos, políticos enemigos de siempre y quienes siguen sosteniendo que fe y política son cosas extrañas entre sí. Expresa que lo critican quienes luchan por que el carácter laico del Estado sea más explícito en la Constitución, para de esta forma impedir con más fuerza que todo lo que huela a religión e Iglesia influya de alguna manera en la vida nacional. “En vez de una madura democracia y una moderna laicidad, que implicaría un justo respeto a derechos humanos fundamentales y a las legítimas diferencias, pretenden imponer una dictadura laicista, al estilo de la decretada en el año 1917, que provocó una terrible persecución religiosa, y que se tuvo que modificar en 1992, aunque en forma parcial”, asevera el obispo Felipe Arizmendi.Monseñor señala que basta conocer legislaciones y prácticas de otros países más democráticos, donde a nadie extraña que un Presidente, un Gobernador y legisladores de cualquier partido participen abiertamente en celebraciones religiosas, ya que es un derecho que las leyes no deben coartar. “Un gobernante no ha de usar su cargo y el erario público para hacer campaña proselitista a favor de su personal creencia; mucho menos utilizar una religión para manipular las conciencias y promover intereses partidistas. Pero ocultar su fe, avergonzarse de ella, reducirla a lo privado, es ignorar lo que el seguimiento de Cristo implica en todas las dimensiones de la vida”, indica. Finalmente Arizmendi Esquivel, sostiene que todos incluso los gobernantes, deben expresar su fe en Cristo no sólo en palabras y ritos, sino sobre todo en el amor, en el servicio a los demás, en la promoción integral de la sociedad, en la justicia y la solidaridad, en el amor preferencial a los pobres y necesitados.
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