lunes, 1 de agosto de 2011
En Chiapas, México y en el mundo, sigue habiendo hambre y desnutrición afirma Monseñor Enrique Díaz
Janet Hernández Cruz
El obispo auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Enrique Díaz Díaz, señala en su mensaje semanal que en muchas regiones de Chiapas el temporal no ha sido benévolo para los cultivos, en especial el del maíz, relata que por casualidad escuchó dos conversaciones muy diferentes ante el mismo problema, en donde los encargados de una comunidad están previendo que no será suficiente el maíz para todo el año y han estado solicitando a comunidades con las que tienen alguna relación que "les presten" maíz y que de alguna forma lo devolverán.
Por otro lado a un grupo de comerciantes quienes ya se están frotando las manos y relamiéndose los bigotes porque con sus contactos y relaciones, ya han conseguido tener un abasto de muchas toneladas y esperan controlar los precios y sacar jugosas ganancias "con el hambre" de los que lo necesitan.
Explica que hay quienes hacen cuentas alegres y presentan resultados positivos, asegurando que en Chiapas, en muchas regiones de México y del mundo, sigue habiendo hambre y desnutrición; a pesar de la belleza del territorio y de la riqueza en sus entrañas, hay muchos municipios que son considerados de extrema pobreza, con desnutrición, mortandad infantil, analfabetismo y enfermedades recurrentes. "Es insultante el contraste entre los millones de gastos superfluos e innecesarios, en armas, en protección, en propaganda y ruido, mientras los niños desnutridos y las mujeres anémicas siguen desfalleciendo en nuestro territorio, los famosos objetivos del milenio se encargan de disfrazar con tantos por cientos y proporciones medias, la realidad del hambre que se siente en el estómago y en la boca de cada persona", enfatiza.
Y así nos enseñan que si uno gana ciento cincuenta mil pesos mensuales y otro apenas los mil pesos, tenemos en promedio que los dos ganan setenta y cinco mil quinientos pesos cada quien, pero uno se queda con toda la riqueza y el otro con toda el hambre y la necesidad, yo quisiera creer que son verdaderas las cifras que se ofrecen y que vamos avanzando, pero en la pobre mesa (donde la hay) de miles de familias se ve cada día más miseria y menos alimentos, recalca monseñor Felipe.
Menciona que los discípulos no adoptan la postura despreocupada de muchos de nuestros contemporáneos que culpan de la pobreza y del hambre a quienes la padecen, que robustecen el sistema acusando directamente a sus víctimas como se observa en las soluciones que se proponen para salir de la crisis económica mundial. En donde lo único que se busca es proteger a los que más tienen a costa de los pueblos pobres, "ya San Juan Crisóstomo solía decir que la división de la humanidad en ricos y pobres convierte a unos en inhumanos y a los otros en infrahumanos, pero ahora todo lo quieren disimular con el anonimato y se piensa que nadie tiene la culpa de todas estas injusticias, como si tuvieran la culpa las leyes naturales y no fuera responsabilidad de la ambición de los hombres". Finalmente Díaz Díaz, expone que el sentido de posesión vela y oculta las posibilidades de reparto, "¿No se ponen muros para que los demás no vengan a molestarnos con su hambre y su miseria? ¿Acaso no se gasta más en armamentos y guerras que en soluciones para el hambre? ¿No volteamos la espalda con la excusa de que apenas la vamos pasando? Para Jesús no hay excusa y hoy sigue insistiendo: denles de comer".
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