lunes, 1 de agosto de 2011
"EL CHATO MÉNDEZ"
Augusto Solórzano López.
Joaquín Méndez Sánchez mejor conocido como "el chato Méndez", dejó de existir el último sábado a las 4 AM y el domingo al filo de las 10 AM fue sepultado en el panteón civil de Tuxtla Gutiérrez acompañado de amigos y familiares, previa velación de sus restos en modesta funeraria de la 4ª. Norte y 6ª. Poniente de la ciudad muy cerca de donde tuvo su primer hogar.
Joaquín se lleva a su tumba un nutrido documental del Tuxtla de noche; la vida nocturna, el espacio de los tragos y las viejas, el cuarto, la cama y el sexo vendido por ellas y comprado por nosotros. "La trata del macho arrecho y la mujer que se entrega por dinero y que a veces se enamora".
Lugares, sitios, casas que no pocos le llamaron puteros, congales, cabaret's, casas de cita y lo más común. Prostíbulos, quizá el término más correcto, porque es el lugar donde la mujer se compra, se vende y se entrega y de cuyos tratos casi nadie se escapa y en las décadas de los 70's, 80's, 90's y antes, menos.
Noches de desenfreno, placer y desfogue de pasiones y hasta de enfermedades genitales, por aquello de la sorpresas, que, se erradicaban con toneladas de penicilina, sin llegar al término fatal del VIH que ni siquiera soñábamos.
Esa era una parte que Joaquín manejó y conoció a las mil maravillas. La otra parte le dije en algún momento. "A ustedes como lenones cómo les va". La respuesta: "Momento; yo no soy de limón. Yo soy de piña y reía con sarcasmo".
"A nosotros nos toca la parte más cabrona, me confió. Tenemos que invertir, rentar o comprar casa, adecuarla, instalarse bien si quieres ser de "catego". Yo, lo soy (se ufanaba); conseguirse mujeres muy guapas con muy buenas nalgas".
"Tenemos que lidiar con funcionarios, policías y periodistas. Los primeros para obtener la tolerancia de las licencias, los segundo para que no chinguen a las putas y los terceros, para que no, nos madreen en los periódicos".
Joaquín Méndez Sánchez, hizo de ese negocio un arte, nunca se apartó de él, vivió tiempos de bonanza. Le fue bien y empezó a morir cuando injustamente fue acusado de la muerte del periodista Humberto "Tito" Gallegos Sobrino, del cual el propio gobierno del estado lo liberó.
Cayó enfermo y empezó el declive. Si alguien tiene el mérito de fiel compañera fue su inseparable Oralia Reyes, "Doña Oralia", quien aparte de bella mujer vivió y sufrió con él, le amó y respetó aún en sus peores momentos. Estoica, firme, mujer de carácter.
Joaquín el "chato Méndez" cayó un sinnúmero de veces y siempre se levantó. Fue un amoroso de la putería. Creyó en ese mundo y no solo lo siguió. Lo persiguió y disfrutó como el mejor de sus placeres. Vivió de eso y nunca lo negó. Descanse en paz.
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