jueves, 28 de julio de 2011
DIÓCESIS
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Auxiliar Diócesis de San Cristóbal de Las Casas
MALESTAR GLOBALIZADO
VER
En la otrora pacífica y engreída Noruega, desconcierto y pesar por el múltiple e irracional asesinato de días recientes, causado por un desequilibrado, quien de esa forma dice hacer un bien a Europa y a su país. Asombro por la muerte inesperada de una cantante británica de apenas 27 años, en pleno auge de éxitos. Preocupación por los frecuentes suicidios de jóvenes y de quienes no encuentran otra forma de enfrentar sus problemas. Denuncias del gobierno irlandés contra la Iglesia Católica, por actuaciones, a su juicio, inadecuadas en pasados casos de pederastia clerical. Violentas manifestaciones en Grecia e inconformidad social en España. Levantamientos contra dictadores y gobernantes en varias partes del mundo. Y muchos otros casos.
Entre nosotros, plantones y bloqueos carreteros, pidiendo justicia y solución a problemas contra el gobierno o entre organizaciones sociales, con el injusto y grave daño a quienes nada tenemos que ver. Críticas severas y descalificaciones entre partidos, legisladores, candidatos a puestos públicos y dirigentes sociales. Persistencia de la pobreza y falta de trabajo y de oportunidades. Inconsistencia matrimonial y abismo generacional en las familias y en las poblaciones, sobre todo campesinas e indígenas. Inseguridad y violencia, narcotráfico y secuestro, combate al crimen organizado y secuelas colaterales, panfletos y anónimos, robos y desconfianzas…
JUZGAR
¿Qué es lo que provoca estas y muchas otras situaciones? ¿Por qué no vivimos en el paraíso original? ¿Hay propuestas y soluciones de fondo? Cada quien aporta lo suyo; nosotros ofrecemos a Dios.
Dice el Papa Benedicto XVI: “El momento histórico actual está marcado pro luces y sombras. Asistimos a comportamientos complejos: encerramiento en sí mismo, narcisismo, deseo de poseer y de consumir, sentimientos y afectos desliados de la responsabilidad. Muchas son las causas de esta desorientación, que se manifiesta en un profundo malestar existencial, pero en el fondo de todo se puede entrever la negación de la dimensión trascendente del hombre y de la relación fundamental con Dios” (2-VII-2011).
“La técnica que domina al hombre lo priva de su humanidad. El orgullo que genera ha hecho surgir en nuestras sociedades un economicismo intratable y cierto hedonismo, que determina los comportamientos de modo subjetivo y egoísta. El debilitamiento del primado de lo humano conlleva un desvarío existencial y una pérdida del sentido de la vida. De hecho, la visión del hombre y de las cosas sin referencia a la trascendencia desarraiga al hombre de la tierra y, más fundamentalmente, empobrece su identidad misma” (9-VI-2011).
“Donde Dios desaparece, el hombre cae en la esclavitud de idolatrías, como han mostrado, en nuestro tiempo, los regímenes totalitarios, y como muestran también diversas formas de nihilismo, que hacen al hombre dependiente de ídolos, de idolatrías; lo esclavizan… La verdadera adoración de Dios no destruye, sino que renueva, transforma. Ciertamente, el fuego de Dios, el fuego del amor quema, transforma, purifica, pero precisamente así no destruye, sino que crea la verdad de nuestro ser, recrea nuestro corazón” (15-VI-2011).
ACTUAR
¿Quieres encontrar sentido a tu vida? Busca a Dios. ¿Anhelas que tu familia goce de paz y estabilidad? Acérquense a Dios. ¿Pides y exiges que nuestra patria y el mundo cambien? Abramos el corazón a Dios. ¿Sueñas y gritas por que se acaben la violencia y la injusticia? No destierres a Dios de las leyes, de las costumbres, de la política, de la economía, de la escuela.
Dios no es enemigo a vencer, sino padre, amigo, salvador, redentor, liberador. Dios es fuente de justicia, de verdad, de paz y de amor. Dios es consuelo y aliento, luz y camino. Dios te guía por senderos seguros, que te exigen control de tus pasiones bajas, renuncia a tu egoísmo, solidaridad con los pobres, crucifixión de ti mismo, pero sólo así tu vida será Vida, tendrá sentido y valor, inmanencia y trascendencia; sólo así serás alguien y no uno más del montón.
Si no me crees, ¡haz la prueba y verás cuán bueno es el Señor!
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