jueves, 17 de febrero de 2011


Punto de Vista
Mario Tassías

PRIMERA DE DOS PARTES.

Los pueblos no deben
pagar lacrisis


Alrededor del mundo, la gente se sigue moviendo en busca de encontrarle solución a problemas que desvelan el intelecto. Algunos movimientos nos llegan a través de las imágenes que selecciona la televisión, otros ocurren con gran estrépito en sus áreas de influencia, muchos de ellos pasan desapercibidos, bien sea porque no hay interés o simplemente porque no forman parte del la estructura mental de quienes dominan al mundo.
Desde hace poco más de un año, en este espacio hemos dado cuenta del accionar de La Vía Campesina, LVC, un movimiento internacional de campesinos, productores pequeños y medianos, sin tierra, mujeres rurales, indígenas, jóvenes rurales y trabajadores agrícolas. Un movimiento autónomo, plural y multicultural, independiente. Nacido en 1993, La Vía Campesina reúne ahora alrededor de 150 organizaciones en 70 países en Asia, África, Europa y las Américas.
Hoy comparto con ustedes fragmentos de la "Declaración final de la Asamblea de los Movimientos Sociales" reunidos el Dakar durante el Foro Social Mundial 2011, FSM, donde se ha reafirmado el aporte fundamental de África y de sus pueblos en la construcción de la civilización humana. Juntos, los pueblos de todos los continentes, libramos luchas donde nos oponemos con gran energía a la dominación del capital, que se oculta detrás de la promesa de progreso económico del capitalismo y de la aparente estabilidad política. La descolonización de los pueblos oprimidos es un gran reto para los movimientos sociales del mundo entero.
LVC afirma su apoyo y solidaridad activa a los pueblos de Túnez y Egipto y del mundo árabe que se levantan hoy para reivindicar una real democracia y construir poder popular. Con sus luchas, muestran el camino a otro mundo, libre de la opresión y de la explotación. Apoyo a los pueblos de Costa de Marfil, de África y de todo el mundo en su lucha por una democracia soberana y participativa. "Defendemos el derecho a la autodeterminación y el derecho colectivo de todos los pueblos del mundo".
En Dakar, se celebraron los 10 años del primer FSM, realizado en 2001 en Porto Alegre, Brasil. En este periodo se ha construido una historia y un trabajo común que permite algunos avances, particularmente en América Latina donde se ha logrado frenar alianzas neoliberales y concretar alternativas para un desarrollo socialmente justo y respetuoso de la Madre Tierra.
En la década, vimos la eclosión de una crisis sistémica, expresada en la crisis alimentaria, ambiental, financiera y económica, que resultó en el aumento de las migraciones y desplazamientos forzados, de la explotación, del endeudamiento, y de las desigualdades sociales.
"Denunciamos el rol de los agentes del sistema (bancos, transnacionales, conglomerados mediáticos, instituciones internacionales etc.), que, en búsqueda del máximo lucro, mantienen con diversos rostros su política intervencionista a través de guerras, ocupaciones militares, supuestas misiones de ayuda humanitaria, creación de bases militares, saqueos de los recursos naturales, la explotación de los pueblos, y manipulación ideológica. Denunciamos también la cooptación que estos agentes ejercen a través de financiamientos de sectores sociales de su interés y sus prácticas asistencialistas que generan dependencia".
El capitalismo destruye la vida cotidiana de la gente. Pero a cada día nacen múltiples luchas por la justicia social, para eliminar los efectos que dejó el colonialismo y para que todos y todas tengamos una digna calidad de vida. Afirmamos que los pueblos no debemos seguir pagando por esta crisis sistémica y que no hay salida a la crisis dentro del sistema capitalista.
Ante la necesidad de construir una estrategia común de lucha: "Luchamos contra las trasnacionales porque sostienen el sistema capitalista, privatizan la vida, los servicios públicos, y los bienes comunes, como el agua, el aire, la tierra, las semillas, y los recursos minerales. Las transnacionales promueven las guerras a través de la contratación de empresas militares privadas y mercenarios, y de la producción de armamentos, reproducen prácticas extractivistas insostenibles para la vida, acaparan nuestras tierras y desarrollan alimentos transgénicos que nos quitan a los pueblos el derecho a la alimentación y eliminan la biodiversidad".
CONTINUARÁ…

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