sábado, 9 de enero de 2010


Rumando
Enrique Alfaro


* No todos los senadores chiapanecos desquitan su sueldo



Los tres senadores de la república por Chiapas aspiran a gobernar nuestro estado por lo que despliegan diversas actividades que les caracterizan, que son afines a su personalidad, a su forma de hacer política.

El mayor de ellos, Rubén Fernando Velázquez López, accedió a la cámara alta como premio de consuelo tras haber declinado su ambición para dar paso al joven priísta Juan José Sabines Guerrero, en la candidatura perredista a la gubernatura.

Velázquez López tuvo su mejor oportunidad cuando contaba con el apoyo de su “hermano” de religión, Pablo Abner Salazar Mendiguchía, quién pretendió imponerlo en la candidatura perredista. Sin embargo, la candidatura de Rubén Fernando no le garantizaba a Pablo el triunfo electoral y, por consiguiente, certidumbre luego de concluido su mandato gubernamental.

Pese a ello, el senador perredista pareciera estar dispuesto a ser la cabeza visible de los “pablistas” como grupo de poder y esto pareciera confirmarse con la reciente reunión que encabezó en un conocido restaurante de la capital chiapaneca, donde los ex funcionarios de la pasada administración, Ricardo Duque Gallegos, Carlos Cruz Coutiño, Jorge Coello Trejo y Arnulfo Cordero, entre otros, hicieron presencia pública.

A pesar de todo, el quehacer político de Velázquez López se distingue por su grisura, por su opacidad, como ha sido su labor parlamentaria.

El verde ecologista Manuel Velasco Coello, por el contrario, se diferencia por el exagerado uso de los medios para su permanente proselitismo en pos de la gubernatura. El joven senador gusta de permanecer vigente en diarios y medios electrónicos con boletines, entrevistas y hasta fotos trucadas, si la ocasión lo amerita.

Para mi sorpresa, su profusa actividad pública —proselitista— no coincide con su labor legislativa, pues su carga de trabajo comprobable en el Senado de la República no se destaca en los hechos.

Quién si se distingue —nuevamente para mi admiración— es la senadora priísta María Elena Orantes López, quien se encuentra entre los primeros 20 senadores que mantienen una importante carga de trabajo y productividad, en las tareas concernientes de la cámara alta.

Habría que agregarle, además, la actividad política que se encuentra desarrollando en el estado con continuas giras a las diversas zonas de nuestra la geografía.

Ahora se sabe que la inversión anual en el trabajo de cada uno de los 128 senadores de la república cuesta al erario nacional casi 8 millones de pesos (siete millones 994 mil 470.31 pesos, para ser exactos) y de los tres parlamentarios chiapanecos en Xicoténcatl sólo uno lo desquita.

El gasto en dietas, viajes nacionales e internacionales, presupuesto de comisiones de trabajo ordinarias, bicamarales y especiales, son ejercidos puntualmente por Rubén Velázquez y Manuel Velasco, sin que eso se traduzca en trabajo productivo para los ciudadanos, sean estos chiapanecos o del resto del país.

Al menos a nuestros senadores varones les queda el consuelo de no ser de los 5 inquilinos del la cámara alta con menor rendimiento parlamentario, por su escasa su labor en presentación de iniciativas, turnos en tribuna, propuestas de puntos de acuerdo y participación en procesos legislativos, como los son: Francisco Xavier Berganza, de Convergencia; Héctor Miguel Bautista, del PRD; Adrián Rivera y César Leal, del PAN, así como Jesús María Ramón Valdés, del PRI.

Empero, para buscar la gubernatura es necesario que puedan presumir una mayor capacidad de trabajo para lo que fueron electos. Para gobernar Chiapas se requiere trabajar todos los días del año sin descanso, sin vacaciones, sin horarios. Si tienen duda pregúntenle al joven Juan José Sabines Guerrero, que además de tener herencia de familia canosa, ha visto emblanquecer su cabello en estos tres años de trabajo.

* * * * *

Sólo siete días después de haber iniciado el presente año esperó el crimen para alimentar la aborrecible estadística de periodistas asesinados.

La noche del jueves 7 de enero el periodista Valentín Valdés Espinosa fue levantado por desconocido para luego ser hallado muerto.

El reportero laboraba para el diario Zócalo de Saltillo, Coahuila, donde cubría la fuente policiaca. Hace un par de semanas publicó sobre la detención de un alto mando de los “zetas”, lo que ha llamado la atención de las autoridades.

Hasta hoy el Estado Mexicano ha sido indolente en garantizar el libre ejercicio de los comunicadores, que día tras día se ven amenazados impunemente por la delincuencia ¡Basta!

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